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Buenas y malas noticias en el sector externo
En los últimos cuatro años, la importación de bienes intermedios ha representado el 78% del total. Hasta la pandemia, el dato mensual promedio en lo que va de este siglo ha sido un déficit de 630 mdd
El INEGI reportó que en marzo se registró un déficit mensual elevado en la balanza comercial. Este resultado va en sentido contrario del superávit que habíamos visto durante una buena parte del año pasado y al inicio de éste. ¿Es una mala noticia? No necesariamente. El desglose revela cosas interesantes que vale la pena poner sobre la mesa.
El déficit registrado fue de (-) 3,004 millones de dólares (mdd). A pesar del sólido avance de las exportaciones (12.2% a/a), un sorpresivo aumento de 31% anual en el total de importaciones provocó el resultado negativo.
Hablemos primero de lo que nos parece una buena noticia. En una economía abierta y preponderantemente manufacturera como la mexicana, el valor de las exportaciones está directamente relacionado con la importación de bienes intermedios; es decir, materiales y componentes que importamos a la cadena de suministro de la industria y que luego se vuelven exportaciones una vez procesados.
En los últimos cuatro años, la importación de bienes intermedios ha representado el 78% del total de bienes importados. Hasta la aparición de la pandemia, con breves excepciones, el dato mensual promedio en lo que va de este siglo ha sido un déficit de aproximadamente 630 millones de dólares.
El razonamiento es simple: la marcha de la industria manufacturera, y el importante crecimiento que ha tenido, ha generado la condición de una elevada importación de bienes intermedios.
Como usted sabe, durante la fase más aguda de la pandemia se propició una parálisis en muchos sectores y el rompimiento de algunas de las cadenas de suministro. Al no producir, las plantas manufactureras nacionales dejaron de importar insumos y material necesario; por ello, el año pasado lo que se observó fueron elevados superávit. El promedio mensual del saldo en la balanza comercial el año pasado fue 1,300 millones. La acumulación dio como resultado una cifra récord de superávit comercial de casi 35,000 millones.
Lo que observamos ahora es la mejora continua de las exportaciones de manufacturas, que crecen a una tasa anual de 9.9 por ciento. Por ello, el crecimiento de 22% de las importaciones de bienes intermedios en marzo nos parece una buena noticia; describe sin dudas un mayor dinamismo de nuestro sector industrial.
Otro componente de las importaciones que se elevó con relevancia fue el de las importaciones de capital; ello representa compra de maquinaria y equipo y, aunque pesa sólo el 8% del total, tuvo un crecimiento de 31% también a tasa anual en marzo. Por último, el componente de importaciones de consumo también recuperó dinamismo después de caídas en enero y febrero y logró crecer 27%.
El dato que más extrañeza causa es el de importaciones petroleras, cuyo principal componente es la importación de gasolinas; ésta aumento 104% a tasa anual y 93% contra el mes anterior. De hecho, luego de presentar crecimientos negativos durante los últimos dos años, vimos un salto descomunal en esta cifra.
Creo que un mes no necesariamente describe una tendencia, pero los esbozos son interesantes. Sabemos que hay una reactivación potente en el sector industrial y ello está dando consistencia a las exportaciones de manufacturas y a la vez aumentando la importación de bienes intermedios.
Por otro lado, quizás estemos viendo la repercusión de los fuertes aumentos de precios de bienes básicos en el exterior sobre las importaciones de consumo y las importaciones petroleras. Habrá que esperar al reporte de los siguientes meses para verificar si efectivamente el déficit se convierte en tendencia.
Tal vez esto coincida con las presiones de inflación que justo se observan en el rubro de mercancías importados o en energéticos.
De entrada, es muy probable que los benévolos números que vimos el año pasado no se presenten este año. Si la inflación en bienes básicos se agudiza y continúa el mismo patrón en las importaciones petroleras, tal vez las “sagradas” remesas apenas y alcancen a financiar las cuentas externas.
Este factor es mucho más importante, desde mi punto de vista, para la determinación del valor del dólar que las noticias relacionadas con asuntos políticos internos o el resultado de las elecciones. Aquí hay una primera señal de alerta.
*Rodolfo Campuzano Meza es director general de Invex Operadora de Sociedades de Inversión.
Twitter: @invexbanco