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Cambios en las guías clínicas para el tratamiento de la obesidad infantil
La obesidad en niños y adolescentes es uno de los problemas de salud pública que más conciernen a poblaciones en México y Estados Unidos. Constantemente, se realizan esfuerzos de comités científicos para determinar cuál es el mejor enfoque para detectar y corregir estos problemas de salud pública que afectan cada vez más a un mayor número de personas.
La Academia Americana de Pediatría publicó este mes de febrero, sus guías clínicas para la evaluación y tratamiento de niños y adolescentes con obesidad. Estas guías son el resultado de un esfuerzo de un comité científico que reúne y analiza la evidencia al respecto en los últimos años. Además de ser útiles para el diagnóstico sirven para orientar los tratamientos.
Lo que resulta un hito en la publicación de este año, es que de inicio se reconoce que la obesidad no es solamente un problema que se soluciona disminuyendo la ingestión de calorías y aumentando la cantidad de actividad física que se realiza. El Comité reconoce que este enfoque es obsoleto, pues la evidencia muestra que factores sociales como el nivel socioeconómico, el racismo, la inequidad de género y el estigma social son determinantes en poblaciones infantiles que presentan obesidad.
El documento dedica además varios apartados a dar explicaciones operativas sobre, por ejemplo, qué es el racismo y cómo este afecta a poblaciones vulnerables, o qué es el estigma social hacia el sobrepeso y la obesidad y cómo este factor incide de manera negativa en el tratamiento y resultados positivos. Llaman la atención incluso, en la necesidad del cambio de vocabulario, de decir “niño obeso” a “niño con obesidad”. Conminan a los profesionales de la salud a adecuar ciertos elementos en su práctica diaria, como el uso de muebles e instrumentos clínicos que se adapten a niños con obesidad, hasta cuidar el uso de materiales educativos que sean adecuados en el lenguaje que usan y en que las imágenes que se muestren sean inclusivas.
Reconocen además que el padecimiento de obesidad puede estar relacionado con el padecimiento de otros problemas más serios, como abuso, pérdida de madre o padre, violencia o crisis financiera. Señalan, además, cómo los factores ambientales en muchas ocasiones no contribuyen al tratamiento: desde la seguridad del lugar donde los niños pueden tener acceso a actividades recreativas y a realizar actividad física, hasta las largas jornadas laborales que impiden a los padres pasar tiempo con sus hijos y dejarlos al cuidado de terceros.
Considerando que se trata de un documento que está orientado a la práctica clínica de muchos profesionales como pediatras, resulta un hito que de manera explicativa y con evidencia, no se pasen por alto los factores sociales que determinan la obesidad, que en muchas ocasiones son vistos de manera abstracta por parte de algunos miembros del personal médico, o incluso, como factores tan complejos en los que poco se puede incidir en un cambio.
Sin embargo, el esfuerzo por incluirlos en un documento de práctica clínica es imprescindible para lograr incluso un cambio en la manera en la que la obesidad es percibida y abordada por algunos profesionales de la salud. Es también un llamado a la necesidad de informarse y de comprender temas sociales y del contexto sociocultural que atañen a los pacientes que tratan y que por lo tanto inciden en los resultados de su práctica clínica.