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Como otras, la batalla contra el tráfico de armas está perdida
¿Cuántas armas de fuego ingresan ilegalmente al país? Aunque no hay una cifra exacta, el fenómeno es tan grande que algunos expertos y periodistas se refieren a él como “el río de hierro”.
En octubre de 2007, Sam Logan, un analista de asuntos políticos y de seguridad de la firma sudafricana Riskline, afirmó que durante la gestión de Vicente Fox, unas 2,000 armas cruzaban diariamente la frontera hacia México. Es una estadística alarmante que, traducida, se interpreta en 1.4 armas por minuto o 730,000 cada año.
Sin embargo, las estimaciones varían, pero hasta ahora ninguna ha superado esta cifra.
En 2013, una investigación realizada por la Universidad de San Diego en California y el Instituto Igarapé de Río de Janeiro arrojó datos distintos. Según sus análisis, entre 2010 y 2012 el tráfico desde Estados Unidos hacia México era de alrededor de 253,000 armas de fuego anuales, una cantidad significativamente mayor a las 88,000 reportadas entre 1997 y 1999, época en que regía en EU la Prohibición Federal de Armas de Asalto.
Cinco años después, en 2018, el periódico Los Angeles Times aportó otra cifra. En una de sus publicaciones, señaló que mientras la tienda oficial de armas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) vendía en promedio 38 armas de fuego al día, casi 580 eran introducidas ilegalmente desde Estados Unidos. Si se toma en cuenta este dato, estamos hablando de aproximadamente 208,800 armas anuales que entonces entraban ilegalmente al país.
Sin embargo, la cifra anterior aumentó. En 2022, durante un evento del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) centrado en el tráfico ilícito de armas, Alejandro Celorio, entonces consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), elevó la estimación a medio millón de armas al año. Si este dato es preciso, implica que en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador han ingresado ilegalmente más de 2.4 millones de armas de fuego
La problemática no se limita solo al número de armas que entran, sino a las que ya están en el país. La Encuesta sobre Armas Pequeñas (SAS) de 2017, realizada por el Instituto de Graduados de Estudios Internacionales y de Desarrollo en Ginebra, reporta que en México hay alrededor de 16.8 millones de armas en manos de civiles. De estas, solo el 18.5% está debidamente registrada ante las autoridades, lo que coloca a México en el séptimo lugar mundial, detrás de EU, India, China, Pakistán, Rusia y Brasil en cuanto a posesión de armas por particulares.
Frente a este escenario, el gobierno mexicano ha tomado acciones, pero ¿son suficientes? Durante el actual sexenio se han decomisado más de 39,000 armas ilegales y, a través del programa Desarme Voluntario, se han destruido cerca de 992 armas en 13 estados. No obstante, a la luz de las cifras anteriores, estas acciones parecen insuficientes.
Concluyendo, el tráfico de armas es una de las muchas batallas que México enfrenta en su lucha contra la inseguridad y la violencia. Aunque se han hecho esfuerzos, las cifras indican que aún queda un largo camino por recorrer. La realidad es clara: como otras luchas contra la delincuencia organizada, la batalla contra el tráfico de armas lleva décadas perdida.
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