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Convocatoria (y tragedia)
Como ha sucedido en todos los sexenios, al menos desde el del presidente Miguel de la Madrid, López Obrador convocó a una reunión con los empresarios para impulsar el crecimiento. En esta ocasión fue para el arranque del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo, el Crecimiento Económico. El objetivo planteado de este consejo es, en palabras del presidente: “sumar esfuerzos, voluntades y recursos; tenemos que impulsar el desarrollo regional y dar a conocer los planes del gobierno para ponernos de acuerdo y ver cómo nos complementamos, cómo nos asociamos los sectores público, privado y social”. La meta es aumentar la tasa de crecimiento económico del promedio de 2% anual registrado durante las últimas tres décadas a 4% anual.
Durante la presentación, el presidente señaló, correctamente, que ha habido un crecimiento económico regional disparejo, ya que mientras las zonas del norte y del Bajío del país han crecido a tasas relativamente elevadas, sur y sureste (con excepción de Quintana Roo) han estado estancados.
El presidente le encargó a Alfonso Romo ser el coordinador, el enlace entre el gobierno y el sector privado, quien señaló que “la visión actual se contrapone a los experimentos neoliberales del pasado y propone una mayor integración de las cadenas de valor para fortalecer el mercado interno”.
Por la restricción de espacio, tres comentarios. Primero, como lo señalé en mi artículo de la semana pasada, decisiones del gobierno como la cancelación del aeropuerto, matar la reforma eléctrica, los planes sin sentido de inversión de Pemex, invertir en un tren sin que haya una evaluación que muestre que es rentable, atacar a los órganos autónomos, etcétera, van en contra del objetivo de mayor crecimiento.
Segundo, tanto al presidente como a Romo se les olvida que el éxito en el crecimiento de las regiones norte y el Bajío se debe a la muy neoliberal integración a la economía mundial aprovechando, principalmente, el TLCAN, mientras que el estancamiento del sur se explica en gran parte por seguir operando bajo reglas, nada liberales, que premian la apropiación de rentas.
Tercero, a ambos se les olvida que un elemento que históricamente ha inhibido la inversión privada, la parte más débil del arreglo institucional, es la deficiente garantía en el cumplimiento de contratos. Supongo que pensarán que esto es neoliberal y no merece de su atención.
Tragedia
Es una tragedia lo que van a hacer con El Trimestre Económico, revista editada por el Fondo de Cultura Económica. Desde su fundación en 1934 por Daniel Cosío Villegas y Eduardo Villaseñor, esta revista académica reconocida internacionalmente como la mejor en el idioma español, ha sido un foro para la publicación de artículos teóricos y empíricos sobre aspectos económicos relevantes para América Latina. En estos 85 años han publicado autores de diferentes países y paradigmas. El requisito para que un artículo fuese aceptado para su publicación era que cumpliera con una sólida metodología de análisis, evaluado por un consejo editorial y por dictaminadores independientes y diversos, conformado por economistas de diferentes universidades.
Siguiendo la línea de AMLO de que todo lo malo que sucede es culpa del neoliberalismo, Francisco I. Taibo, director del FCE, decidió expulsar de la revista “el pensamiento neoliberal” y nombró a Julio Boltvinik como el nuevo director de la revista, quien acusó al neoliberalismo y a los artículos publicados en ésta de autismo (insultando de paso a todos quienes lo padecen), además de señalar que el nuevo comité editorial sólo dedicará espacio al neoliberalismo “para debatirlo a fin de probar que es insostenible”.
Una verdadera tragedia hacer de una revista puramente académica un instrumento de propaganda ideológica de la 4T.
