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De lo dicho a lo escrito: AMLO y su 6° Informe de Gobierno
El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó al final de su mandato con un discurso que subrayó la narrativa del pueblo bueno contra los poderes oligárquicos. En su 6° Informe de Gobierno, insistió en que la Cuarta Transformación fue un logro colectivo, un movimiento desde abajo que, según él, sacó a más de cinco millones de mexicanos de la pobreza. Sin embargo, el entusiasmo con que presentó estas cifras contrastó con la realidad de un país dividido, violento, sin crecimiento económico y con instituciones enfrentadas.
Lo que quedó claro fue su habilidad para manejar el discurso populista. La votación a mano alzada en el Zócalo sobre la reforma al Poder Judicial fue un espectáculo típico de él: una consulta que confirmó lo que él ya sabía.
El presidente se despidió, dejando a Claudia Sheinbaum la tarea de continuar con su proyecto y asegurando que ella es la indicada para hacer avanzar la 4T.
AMLO se jubila convencido de haber cumplido con su misión, orgulloso de haber servido a un pueblo que describió como bueno, trabajador y digno. Pero será la historia la que juzgue si su 4T fue realmente tan profunda y exitosa como él proclama, o simplemente un capítulo más en la larga historia de promesas incumplidas por nuestros gobernantes.
Ahora bien, para determinar los logros y fracasos de AMLO no sirve de nada su discurso de ayer, sino el 6° Informe que por escrito entregó al Congreso. Para evaluarlo sugiero:
1. Verificar si AMLO cumplió con las metas y objetivos establecidos en su plataforma electoral, los 100 compromisos que asumió el 1º de diciembre de 2018 y el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.
2. Calificar el manejo del presupuesto, la deuda pública, así como la evolución de la inflación y el crecimiento económico desde diciembre de 2018. Examinar cómo se distribuyeron los recursos públicos y si los resultados obtenidos cumplieron con los objetivos planteados al inicio del sexenio.
3. Evaluar la implementación y el impacto de las políticas públicas en sectores como educación, salud, seguridad y desarrollo social. Analizar los resultados concretos y su influencia en el bienestar de la población.
4. Corroborar que el informe es claro, preciso, objetivo y verificable, incluyendo un desglose detallado sobre la fiscalización y el uso de recursos públicos.
5. Medir el impacto social de las políticas para determinar si se avanzó en la reducción de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social.
6. Revisar la evolución de la incidencia delictiva y las medidas aplicadas para garantizar la seguridad en el país.
7. Examinar la inclusión y participación ciudadana en la toma de decisiones. Determinar si el gobierno promovió un modelo abierto, donde los ciudadanos tuvieran acceso a la información y pudieran influir en las políticas públicas.
8. Valorar el legado que deja AMLO. Considerar la sostenibilidad de sus políticas, verificar que puedan ser continuadas por futuras administraciones, garantizando así estabilidad y progreso a largo plazo.
Evaluar el 6° Informe de Gobierno debe servir como guía para el futuro, orientando a la administración entrante de Claudia Sheinbaum y a los mexicanos en la búsqueda de soluciones para tantos problemas que en mayor o menor medida a todos nos afectan.
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