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Opinión

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Decir que estaba dormido

Foto: Especial

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Un año antes de morir, Jorge Negrete hizo un par de las cosas más legendarias y, memorables de su vida: filmó Dos tipos de cuidado con Pedro Infante y se casó con María Félix, nuestra propia diosa arrodillada.

Actor, cantante, mítico galán de la llamada época de oro del cine mexicano, muy pronto se convirtió en ídolo. Después, en icono de la música mexicana y durante mucho tiempo en referencia a la cual acudir para explicar –con música y cantando – lo más emocionante y brilloso de la identidad nacional de aquel tiempo: el patriotismo, la familia, el campo, la valentía y virilidad del macho protector, el romance legal, el amor para siempre. Todo ello, lector querido, aderezado además con una voz perfecta y educada.

El también llamado Charro Cantor –un alias que ahora sería perfecto para cualquier criminal, rapero o testigo protegido– tuvo, además, ilustres antepasados, más interesantes los guiones de las películas de Ismael Rodríguez. Fanáticos ticos cuentan que las ramas más antiguas de su árbol genealógico se remontan a una tribu de moros blancos que residían en Andalucía y que pelearon, al servicio de la corona española, contra los ejércitos del rey Francisco I.

Además, agregan que la indómita bravura de aquellos guerreros motivó que el mismísimo rey Carlos V, los llamara “negretes” para distinguirlos de los demás.

Por si lo anterior careciera de histrionismo, por su lado materno, Jorge Negrete era descendiente directo del general Pedro María Anaya, célebre por haber sido el autor de aquella frase que todos quisiéramos contestar cuando nos preguntan sobre por qué se derrumba nuestro matrimonio, nuestro trabajo, nuestras amistades, nuestra pareja o nuestra casa: “si tuviera parque no estaría yo aquí”.

Es notorio cómo la leyenda de Negrete empezó a tejerse desde sus primeros pasos: cuentan que su temperamento de verdadero charro se demostró desde los tres años, el día en que su madre, antes de viajar en una carreta que cruzaría el campo enemigo, le advirtió no decir una palabra sobre la profesión de su padre, que era coronel. Luego le preguntó al niño, para cerciorarse que su recomendación había sido entendida, lo siguiente: “¿y qué vas a decir si nos detienen?, ¡Mi papá es General de División!” – dicen que contestó Jorgito con el pecho henchido de orgullo.

Afirman también que años después, le pidió a su madre que lo mandara al Colegio Militar porque temía “volverse malo” y que a los 16 años se inscribió. Parecía que iniciaría una carrera militar prometedora pues muy pronto se graduó como teniente de administración, fue nombrado capitán segundo y después enviado a completar sus estudios militares en París y Roma.

Sin embargo, algo se torcería favorablemente: comenzó a tomar clases de canto con el prestigioso maestro José Pierson y a su regreso de Europa le propusieron cantar para la radio. Fue en 1930 cuando interpretó por primera vez, en la cadena de radiodifusión XETR, conocidas arias operísticas y canciones de compositores mexicanos y resultó un éxito total. Para aquel joven, de apenas veinte años, comenzaría una vertiginosa carrera, ya no en la milicia sino en la farándula; directa hacia el estrellato y a conquistar la fama en todas sus bocinas y pantallas.

Negrete debutó en el cine con La madrina del diablo y participaría en un total de 38 películas. Entre ellas, “Allá en el rancho grande”, “Juan sin miedo”, “Juntos, pero no revueltos”, “¡Ay, Jalisco no te rajes!”, “El peñón de las ánimas” y “Si Adelita se fuera con otro”.

Los críticos dijeron que Jorge Negrete se interpretaba a sí mismo, pues su papel de charro elegante era inamovible tanto en la ficción como en la vida real y que sus romances eran igualitos a los de sus personajes cinematográficos. Tal vez porque sus matrimonios con Elisa Christy y Gloria Marín naufragaron en los conflictos de supuestos devaneos amorosos o sepultados bajo los chismes de las revistas del corazón. (Todo ello hasta que, increíblemente, lograra una relación estable y feliz hasta su tercer matrimonio con María Félix).

Sin embargo, dejando a un lado su trabajo actoral, en su faceta como cantante. Jorge Negrete alcanzó respeto y prestigio. Será porque temas como” La feria de las flores”, “Valentina” y “Las mañanitas” se incorporaron rápido a la cultura popular nacional, adquiriendo estatus de identificación nacional y le aseguraron lugar en la escuela cuyos máximos representantes eran Aceves Mejía y Pedro Infante.

Alto, guapo y elegante, con un personaje llamado Jorge Bueno e intérprete genial de “México lindo y querido”, su canción más notable y sentida, nadie imaginó la tragedia de su muerte prematura.

Y es que el 5 de diciembre de 1953, lector querido, Jorge Negrete falleció en un hospital de Los Ángeles, California.

De nada sirvió decir que estaba dormido.

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