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Deshazte de tus malos hábitos financieros
Los seres humanos construimos todos los días lo que somos y tenemos la capacidad de cambiar y evolucionar. Es una de nuestras mayores ventajas. Sin embargo, hay mucha gente que se queda estancada, lo cual se explica en buena parte por sus hábitos.
¿Qué son los hábitos? Una serie de conductas que tenemos tan arraigadas que las hacemos sin darnos cuenta y sin pensar. Por ejemplo, leer en el baño o ver la televisión antes de dormir.
Todos tenemos hábitos que nos ayudan, por ejemplo: hacer ejercicio, llevar una alimentación balanceada o estar pendientes de nuestros amigos. Pero hay otros que nos perjudican mucho, como fumar o salir de casa sin desayunar.
En lo que se refiere a nuestras finanzas personales, también tenemos hábitos buenos y malos. Está en nosotros descubrir cuáles son y cómo podemos cambiarlos.
Pensemos por ejemplo en las personas que se definen a sí mismas como compradores compulsivos. El otro día escuché en el radio a una mujer que decía que cada vez que iba a un centro comercial terminaba comprando algo. Siempre.
Ahora bien, identificar una conducta que llevamos haciendo mucho tiempo de manera automática no es nada fácil. No se trata nada más de observarnos, sino de que lo hagan otros. La pareja o los amigos cercanos nos pueden ayudar mucho para que podamos reconocer esas conductas que hacemos sin pensar, como si fueran parte de nosotros mismos.
Pero es importante mantener siempre una mente abierta, porque como seres humanos también solemos ponernos a la defensiva o bien intentamos justificar ciertas conductas que son nocivas. Eso también es parte de ser humano, pero debemos superarlo. Una forma de hacerlo es tomar esa conducta y examinarla desde distintos puntos de vista. Quizá algo no me afecte en cuanto a salud, pero sí puede afectar mis finanzas. O viceversa.
Cuando tratamos de encontrar cuáles son nuestros hábitos (y los sentimientos que nos producen) busquemos todos, no nada más los que consideramos perjudiciales. Los que nos ayudan tendremos que fortalecerlos; los que nos afectan debemos sustituirlos por otros mejores. Pero además algo que puede ayudarnos en un área puede afectarnos en otra. No debemos de perder esto de vista.
Empecemos entonces a cambiar y a evolucionar como seres humanos, para tener una vida mucho mejor. Hagámoslo poco a poco: uno a la vez. No intentemos cambiar todo de un jalón porque lo más probable es que nos sea imposible. Hay que aprender a caminar antes de empezar a correr.
Así, como ya dijimos, cambiar un hábito significa sustituirlo por otro que sea mejor. La literatura dice que para que una nueva conducta pueda convertirse en hábito necesitamos realizarla durante 21 días consecutivos (después la seguiremos haciendo de manera casi “automática”). Esto está estudiado y funciona para la mayoría de las personas, pero no para todas. Tomémoslo como una guía nada más y mantengamos el enfoque.
Vale la pena mencionar que hay una infinidad de aplicaciones móviles hechas específicamente para que logremos cambiar hábitos, las cuales pueden ayudar muchísimo. Algunas llevan nada más la cuenta de los días consecutivos; otras incluyen frases motivacionales y algunas están hechas casi como un juego. O podemos simplemente usar un calendario de pared. Lo que mejor nos funcione.