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Opinión

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El Tratado del Plástico: ¿Por qué y cómo nos impacta la salud?

José Luis Cárdenas T.

José Luis Cárdenas T. / @PepoCardenasT

Hoy se celebra el Día Mundial de la Madre Tierra, por lo que es el momento adecuado para reflexionar sobre la enorme contaminación que actualmente enfrentamos a causa del plástico. Esta requiere de una respuesta urgente y acciones globales concertadas. Cada año, toneladas de plástico se desechan en el medio ambiente, afectando la vida marina, la salud humana y el equilibrio ecológico.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, anualmente se producen a nivel global cerca de 430 millones de toneladas de plástico. También dichas estimaciones apuntan a que en el mundo se compran un millón de botellas de plástico cada minuto, mientras que cada año se utilizan hasta cinco billones de bolsas de plástico. En total, la mitad de todo el plástico que se produce está diseñado para un solo uso: Se usa una sola vez y luego se tira, terminando en vertederos, océanos y ríos, donde se descompone en microplásticos y nanoplásticos.

Los micro y nano plásticos, partículas diminutas de plástico, están presentes en el aire que respiramos, los alimentos que consumimos y el agua que bebemos. Aunque aún no se comprende completamente su impacto en la salud humana, estudios sugieren que pueden causar disfunción inmunológica, aumentar el riesgo cardiovascular, entre otros.

Los animales marinos ingieren micro y nano plásticos, lo que puede alterar su sistema digestivo, afectar la absorción de nutrientes y aumentar el riesgo de enfermedades, incluido el cáncer.

En marzo de 2022, en la reanudación de la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se adoptó una resolución histórica para elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, también en el medio marino (Tratado sobre los Plásticos). Este acuerdo internacional tiene el potencial de convertirse en uno tan relevante como el Acuerdo de Paris de 2015, que busca reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero.

El denominado Comité Intergubernamental de Negociación (INC)  está trabajando en la elaboración de un texto y comenzó su función durante el segundo semestre de 2022, con la ambición de concluir las negociaciones a finales de 2024. El cuarto período de sesiones del INC, se celebrará del 23 al 29 de abril en Ottawa, Canadá. El texto actual sobre el cual se continuará con la negociación es de diciembre de 2023.

Existen, como en toda negociación de esta naturaleza, diversos intereses en tensión. Algunos países abogan por el establecimiento de obligaciones vinculantes para reducir la producción y el consumo de plástico, especialmente el plástico de un solo uso, mientras que otros pueden preferir enfoques voluntarios o menos restrictivos.

Por ello, en cuanto al objetivo del Tratado sobre los Plásticos, el texto actual de la negociación contiene, hasta ahora, dos opciones. La primera, apunta a poner fin a la contaminación por plásticos, incluso en el medio marino y otros ecosistemas acuáticos y terrestres, sobre la base de un enfoque amplio que abarque todo el ciclo de vida de los plásticos, mediante la prevención, la reducción progresiva y la eliminación de la contaminación por plásticos antes de 2040. En cambio, la segunda opción sobre la mesa, busca a que ello deba ocurrir de conformidad con las prioridades nacionales, antes de 2040, teniendo en cuenta el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas.

La tarea de arribar a un buen acuerdo, es sin duda compleja. Los países tienen diferentes niveles de desarrollo, economías y necesidades. Algunos pueden depender más del plástico en su industria o economía, mientras que otros pueden estar más preocupados por la contaminación ambiental.

También transitar a la “Responsabilidad Extendida del Productor” (REP) implica que los fabricantes y productores de plásticos asuman una mayor responsabilidad en la gestión de los residuos plásticos. Esto incluye la recolección, el reciclaje y la disposición adecuada.

De igual modo, el Tratado sobre los Plásticos, puede generar restricciones a la oferta de ciertos productos, tales como los médicos o alimentarios que utilizan plástico, dado que este actúa como barrera contra la entrada de oxígeno, luz y microorganismos, lo que ayuda a mantener la calidad y la seguridad de estos. Una transición adecuada, especialmente basada en los conceptos de economía circular, entre otros, pareciera ser una vía razonable.

El desafío radica en encontrar un enfoque que reduzca la producción y el uso de plásticos sin afectar negativamente áreas críticas, lo que podría requerir eventualmente enfoques diferenciados para ciertos productos.

En resumen, la negociación del Tratado sobre los Plástico debe abordar estos desafíos de manera equitativa, con los necesarios períodos de transición, y considerar las transformaciones necesarias para lograr un equilibrio entre la protección ambiental y las diversas necesidades de los países. Lo que es claro, es que este futuro tratado no sólo es una buena noticia para el medio ambiente, sino para la salud global.

*El autor es experto en políticas públicas en salud, Director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.

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El autor es abogado (Universidad de Chile) y Doctor en Derecho, Universidad de Friburgo, Alemania, experto en políticas públicas en salud, director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.

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