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Opinión

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El caso de DiMo

Hace unos años, en otro periodo de incremento de las tasas, recuerdo la declaración de un miembro de la Junta de Gobierno del Banxico en el sentido de que la mayor tasa en realidad afectaba poco al crecimiento, ya que la penetración del sistema financiero en nuestra economía era baja. Aunque se trata de una declaración con una gran dosis de verdad es en realidad desafortunada, ya que el Banco tiene justo el mandato de que el sistema financiero sirva mejor a la economía y a la propia sociedad. Hace unos días, Victoria Rodríguez, la gobernadora del Banco, en su comparecencia en el Senado, se refirió, aunque brevemente, a una muy buena iniciativa de la institución, la del DiMo, que efectivamente tiene el potencial de contribuir de forma importante al cumplimiento de dicho mandato.

El DiMo (Dinero Móvil) es una plataforma de transferencias electrónicas por medio del teléfono de la persona que recibe el pago, sin mayores datos bancarios, que recientemente se ha puesto a disposición de los agentes que ofrecen servicios por medio del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios, el SPEI. Esta iniciativa ha generado mucho interés entre todo tipo de instituciones financieras más allá de los bancos tradicionales, pues representa una enorme oportunidad para  impulsar la digitalización de las finanzas y reducir el uso de efectivo (recordemos que en México, 90% de las transacciones menores a 500 pesos aún se realizan en efectivo); contribuyendo en gran medida a la inclusión financiera en México, pero también con efectos positivos en el tema de seguridad.

Venmo, con más de 60 millones de usuarios, en Estados Unidos y Pix en Brasil, con más de 300 millones de transacciones al mes, son los ejemplos a los que DiMo puede aspirar en México. Para ello será importante que Banxico precise cuáles serán las funcionalidades y características del instrumento. Por ejemplo, es importante aclarar cómo es un avance en comparación con PagoCel, que requiere información del usuario adicional al número celular, y cómo se asegurará que no tenga el mismo destino que CoDi, el cual no contó con la adopción esperada (uno supone que esa es justo la razón por la que ahora se lanza DiMo), presumiblemente porque no estaban alineados los incentivos del instrumento con los operadores de los servicios financieros.

Además, aún no es claro si el DiMo permitirá que las personas que no tienen una cuenta bancaria realicen y reciban pagos, ya sea por medio de abrir una cuenta o a partir de una orden de pago. Esa sería la mejor forma de hacer parte del sistema financiero a más personas, ya que pueden mover el dinero de forma fácil y sin costo. Una persona a la que se realiza una transferencia por medio del DiMo y que no tiene cuenta podría elegir a la institución financiera que más le convenga para recibirla, motivándolas a competir por su preferencia. Una vez que una persona ya es parte del sistema, porque hace o recibe transferencias, también tendría acceso a otros servicios de ahorro, seguros, crédito, y de pagos. El sistema podría utilizarse, por ejemplo, para dispersar sin costo programas sociales, con la ventaja de que la apertura de cuentas por esta vía integraría a las personas al sistema financiero, del que podrían recibir más servicios.

En la intervención de la Gobernadora sobre esta iniciativa, no se abordaron estas interrogantes. Ojalá que el Banco tome el lanzamiento y adopción de DiMo como su prioridad y que los bancos e instituciones financieras conectadas al SPEI se alisten para ofrecer y promover el uso de DiMo entre sus usuarios. Solo así el ecosistema de pagos digitales mexicano despegará y podremos avanzar pues en dos de los aspectos más rezagados de la economía mexicana: la inclusión y la competencia en el sector financiero. Se trata de una enorme oportunidad para ofrecer a los mexicanos de manera masiva servicios que podrían representar una oportunidad para mejorar su salud financiera y calidad de vida, para que el sistema financiero de verdad sirva a la sociedad.

Twitter: @vidallerenas

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Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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