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El mito de la verdad
Se dice que Jesús dijo “La verdad os hará libre” y Sócrates “El conocimiento los hará libres”, verdad y conocimiento debieran estar asociados a un hecho o dicho. Sin embargo, en el transcurso de los años el conocimiento verdadero ha sido muy relativo con el paso del tiempo. Filósofos y pensadores han gastado tinta y tiempo en tratar de explicar y entender mejor el concepto de que es la verdad. La novelista Evelin Sullivan en su obra “El pequeño gran libro de la mentira”, recuerda al filósofo griego Diógenes, quien salió con un farol a buscar a un hombre honrado y concluyó que no hay hombre honrado y todos los hombres mienten.
De hecho, las mentiras en su inicio son expresados como verdades, pero que con el tiempo se desmienten. Una idea o concepto expresado por alguno individuo, y creído por varios, puede ser tomado por una verdad, sin que necesariamente lo sea. También esta el caso contrario, en donde sólo una persona lo cree y la comunidad no, lo que tampoco lo hace necesariamente una mentira, y en la ciencia tenemos claros ejemplos al respecto: Copérnico expresó su teoría heliocéntrica en su obra “Sobre las revoluciones de las esferas celestes” en 1543, año en que falleció, desmintiendo la teoría geocéntrica; esto es, que no era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra, sino que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, y lo publicó tardíamente por temor a las sentencias de la inquisición. Galileo Galilei tras la publicación en 1632, de su obra “Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo”, confirmaba la teoría de Copérnico, por lo que fue sentenciado por la inquisición a estar recluido en su casa de por vida. Aunque la frase que se le atribuye de “sin embargo se mueve” no está claro si de verdad la pronunció o no, y si además fue en ese momento. Esto también contribuye al mito o verdad de un hecho.
Y finalmente otro filósofo italiano, Giordano Bruno, quien estaba de acuerdo en la teoría heliocéntrica de Copérnico, sostuvo además que el universo era infinito y repleto de mundos donde seres semejantes a nosotros podrían rendir culto a su propio Dios. También pensaba que todos los objetos se componen de átomos que se mueven por impulsos. Con estos conceptos y sin arrepentirse de sus ideas, en el tribunal de la inquisición, fue condenado a morir en la hoguera.
El razonamiento para llegar a un conocimiento puede ser inductivo, como es el método científico, es decir que sus conceptos pueden ser expuestos para ser comprobados; y el razonamiento deductivo, el cual es el proceso de sacar inferencias deductivas, es decir, es el proceso por el cual se derivan conclusiones a partir de premisas o hipótesis iniciales, pero las premisas pueden ser falsas o verdaderas o aún ser verdaderas pero la conclusión falsa.
Por ejemplo, una premisa verdadera sería: "todos los hombres son mortales" y "Sócrates es hombre" por tanto la conclusión es "Sócrates es mortal". Y una premisa verdadera con una conclusión falsa podría ser: “Todos los lunes, Fernanda se despierta a las 8 de la mañana”, y “hoy Fernanda se despertó a las 8 de la mañana”; la conclusión falsa: “por lo tanto hoy es lunes”. En la política o las ciencias sociales, establecer una verdad es aún más complejo, sobre todo si alguíen tiene otros datos.
La medicina no es ajena a todos estos razonamientos. Cuando un paciente va por primera vez a un hospital o a un consultorio, de la confianza que le inspire la institución o el médico es como aceptará un tratamiento. En la actualidad los pacientes tienen muchas formas de hacerse de información y cuestionar a sus médicos: internet, con el famoso “Dr. Google”, revistas, periódicos, libros, redes sociales, comunicaciones verbales de amigos, etc. Todo esto puede ayudar o confundir más a un paciente sobre la decisión que debe tomar en relación a su padecimiento. También para los médicos muchas veces resulta difícil establecer un mejor tratamiento, pues a pesar de la información del beneficio de determinado tratamiento, debe ponderar, la situación funcional, económica y social del paciente, además de la disponibilidad de recursos de su institución. Por otra parte, la información científica que surge cada día es tan dinámica que es muy difícil la actualización médica. De ahí la importancia de la actualización médica en congresos y simposios, donde la actualización puede estar sintetizada. A todo ello no se debe olvidar a la industria farmacéutica, que también tiene sus intereses económicos sobre los nuevos medicamentos que salen al mercado, con los consabidos beneficios económicos y donde puede haber sesgos en los resultados que patrocinan estas empresas, por lo que las agencias regulatorias tienen que ser cada vez más cautas en aceptar las nuevas directrices terapéuticas.
En todo este contexto, el camino de la verdad en lo que se refiere al conocimiento médico, resulta un tanto tortuoso, pero no obstante ello, generalmente la ruta que más brille es la que orientará mejor las decisiones terapéuticas, pasando en muchas casos bajo el ensayo y error, como quedó demostrado en la pandemia de COVID-19 por la gran la cantidad de tratamientos que se intentaron, resultando infructuosos la inmensa mayoría.
*El autor es oncólogo médico en el Instituto Nacional de Cancerologia (InCan), con maestría en Dirección y Gestión de Instituciones de Salud, profesor titular del curso Terapias Biológicas, ha sido representante para México del grupo cooperativo SWOG (South West Oncology Group). Actualmente en el proyecto de divulgación: Ciencia, política, economía y medicina.