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El rally, sólo de alivio
Los mercados financieros en el mundo han tenido un par de días de alivio, hay razones para que los inversionistas estén menos nerviosos, pero estamos lejos de declarar la capitulación de la excesiva volatilidad y de la altísima incertidumbre
Como siempre, la percepción es la que determina el rumbo de los mercados y digamos que hay una percepción más moderada, aunque no positiva.
Repasemos un poco. Como le decía, los mercados en el mundo tienen una percepción más moderada. La primera causa de ello es la sensación de que la curva de contagio en otras regiones muy afectadas parece tener un ciclo.
En China, el aumento de contagios se ha detenido y las autoridades han abierto el paso en la región de Wuhan, reconocida como el epicentro de la pandemia.
En Italia, después de cuatro semanas de terror comienza a reducirse el número de aumento de contagios.
Con esta información, el inversionista global asume que la problemática es temporal y que el tamaño de la recesión puede llegar a ser profundo, pero será salvable en un lapso corto de tiempo.
Una segunda idea detrás de esta percepción es que hay gobiernos que parecen acariciar la idea de no mantener una cerrazón por un espacio de tiempo prolongado.
El presidente Trump ha sido el primero en anticipar una fecha para permitir que la gente salga a la calle y se reabran negocios.
Hay un debate profundo entre economistas, autoridades, y entre la gente en general, sobre hasta dónde debe ascender el costo económico y de bienestar, para el salvamento de un número determinado de vidas en un evento que sigue arrojando estadísticas puntuales sobre su gravedad y el número de personas que tienen un riesgo elevado.
Para algunos, entre jóvenes o en la economía de servicios, el “virus” que viene detrás, el del “debo el gas, la luz el agua, la renta, el crédito”, puede ser más peligroso.
En una óptica salvajemente fría hay quienes asumen que la postura de contención no se podrá mantener más que unas cuantas semanas.
Por último, y de manera más palpable, está la reacción de ayuda, por parte de los bancos centrales y del gobierno.
En los últimos días la Reserva Federal (Fed), disparó otro cañonazo de apoyo al mercado de crédito. Básicamente abrió la cartera para recomprar bonos incluso al sector privado corporativo. Se estima que las acciones recientes aumentarán el balance del banco central norteamericano en 4 billones (millones de millones) de dólares.
Asimismo, el Congreso de Estados Unidos alcanzó un acuerdo para hacer el plan de apoyo más grande de la historia por otros 2 billones de dólares, dirigido a apoyar a negocios a aminorar la caída del empleo y a ayudar a sectores con elevadas deudas.
Estos eventos han moderado la visión de los participantes en los mercados y parecen reducir el riesgo de una crisis de crédito.
Pero aun nadie tiene idea del tamaño de la parálisis y no hay aún una cuenta clara de los recursos que se necesiten para paliar el daño a una economía que sigue en caída por el tema del contagio.
Al menos en Estados Unidos la fase de contagio parece agudizarse en estos mismos momentos.
Pensamos que el rally de alivio es sólo eso. No hay una perspectiva mejor para las empresas y no hay aún una cercanía del momento de que se restablezca la actividad económica. Es más, podríamos decir que no hay ni siquiera una idea precisa de cómo puede ser ese momento.
Lamentablemente en México seguimos en ascuas. Falta que lleguemos a la etapa de mayor contagio y las historias de desesperación se multiplicarán.
Pero el gobierno no parece pretender establecer un cierre absoluto. No sabemos si dicha táctica amortigüe el golpe sobre la economía, pero tal parece que no.
Por otro lado, hay cuentas que cuesta trabajo sacar por más que el presidente o funcionarios digan que no hay problema.
Puedo entender que la cuenta pública tenga atenuantes como el tamaño del IEPS por gasolinas, las coberturas del petróleo, el restante del Fondo para la Estabilización de Ingresos Presupuestales (FEIP) y hasta la posibilidad de un remanente en la cuenta del Banco de México.
Sin embargo, el riesgo país, la diferencia entre las tasas de largo plazo de México y las del exterior, sigue siendo alto.
De igual modo, se vislumbra con claridad un crecimiento negativo que puede generar inestabilidad y no parece haber la intención de establecer medidas de apoyo fiscal, lo que a la larga puede generar problemas, en especial en el tema del crédito, y hasta una menor recaudación.
Entonces, tampoco son de confiar los rallies de corto plazo aquí, sobre todo en el valor del peso. No se ha reducido la volatilidad en los mercados y nos faltan jornadas todavía intensas. Ande con cautela.
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de Invex. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al Twitter: @invexbanco