Lectura 3:00 min
Ética y economía
La economía es considerada ciencia a partir de la corriente conductista cuyo objeto es estudiar la mejor manera de administrar los recursos que por naturaleza son escasos y que son utilizados para satisfacer necesidades de los seres humanos. Es hasta Adam Smith, considerado el padre de la economía clásica, que se le comienza a relacionar científicamente con ciencias tales como el derecho, la filosofía, la historia, la psicología, el desarrollo y, desde un principio, con la ética. A partir de entonces continuaron Marx, Keynes, Cortina, Sen, Kahneman, Krugman y Tirole su relación teórico-práctica con la ética, la moral y hasta las emociones se ha incrementado. En alguna medida la economía desde su origen siempre ha estado fuertemente vinculada a la filosofía moral. Ha sido, sin embargo, la economía logística la que se ha alejado enormemente de fundamentos esenciales como las virtudes humanas, los conceptos de felicidad, simpatía y empatía y, desde luego, la ética. Hemos pasado de la noción de administrar recursos escasos con ética al acaparamiento, la sobrexplotación, la ganancia sobre la ganancia y la especulación desmedida. Lo anterior representa el centro de la crítica a la economía logística (aplicada) contemporánea.
En este momento en el que el mundo enfrenta retos formidables ante la construcción de la nueva arquitectura económica global, sustentada en dos bloques económico - político – militar; ubicados en Occidente y Eurasia. Estos bloques se forman bajo la presión de elevados niveles de inflación y tipos de interés, así como cerrar la brecha entre pobres y ricos, en un entorno de fuertes tensiones geoestratégicas. Bajo este orden de ideas es imperativo promover desde el ámbito académico, pero sobre todo político y privado, el regreso de los modelos económicos de desarrollo a los preceptos fundamentales de la moral. Lo anterior seria la garantía de que las teorías de desarrollo estarían sustentadas con un rostro social solidario y empático anteponiendo la dignidad humana por sobre todas las cosas. El momento histórico que vivimos invita a pensar en una economía que, ante todo, se aleje del egoísmo y la indiferencia para acercarse a la moral de que se ha apartado en las últimas décadas. El sustento ontológico de la economía parte de la ética, así lo esgrimió Smith y quienes lo sucedieron empero, la práctica nos muestra cómo los mercados y gobiernos se alejan de ésta inmersos en sus intereses internos sirviéndose de los seres humanos quienes son sus rehenes y no ya no el motivo de su esencia. Hoy tenemos modelos de desarrollo que se sirven de los seres humanos y no al revés, en especial, en el ámbito financiero y tecnológico en lo privado y, en lo electoral en lo político. Es momento de dar marcha atrás a esta tendencia y regresar a la ética para ante todo, servir a la dignidad humana y a la naturaleza.