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Opinión

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Fin del mundo unipolar

Como resultado del resurgimiento del nacionalismo populista han aparecido figuras autoritarias que con el pretexto de proteger a los pueblos desconfían de las instituciones internacionales y de los avances gradualistas...

Dice Henry Kissinger en sus memorias: “En mi juventud yo tenía el descaro de creerme capaz de pronunciarme sobre el sentido de la historia. Ahora se que el sentido de la historia es algo que debemos descubrir, no proclamar”. Todo es nuevo y hay que interpretarlo.

Vemos que el mundo unipolar está desapareciendo, al reducirse la hegemonía estadounidense. A tres decenios Estados Unidos tendrá una población mayoritariamente hispánica, que lo convertirá en un país latino. También las regiones mundiales están teniendo una importancia mayor y Asia se ha convertido en una zona determinante de la economía mundial. Europa, como resultado de la invasión rusa a Ucrania se está consolidando y constituye un centro equidistante con otras potencias mundiales. Rusia nos sorprende. Es “un acertijo, envuelto en un misterio dentro de un enigma” como la caracterizó con ironía en 1939 Winston Churchill.

Como resultado del resurgimiento del nacionalismo populista han aparecido figuras autoritarias que con el pretexto de proteger a los pueblos desconfían de las instituciones internacionales y de los avances gradualistas. No son pocos: Narendra Modi, en la India; Rodrigo Duterte, en Filipinas; Recep Tayip Erdogan, en Turquía; Jair Bolsonaro, en Brasil; Viktor Orban, en Hungría; Boris Johnson, en el Reino Unido; Nayib Bukele, en El Salvador; Daniel Ortega, en Nicaragua; Nicolás Maduro, en Venezuela; Donald Trump, en EU; Vladimir Putin, en Rusia. Concentran el poder político sin contrapesos e ignoran los derechos humanos. Contribuyen a un mundo global vulnerable.

La fuerza de estos personajes en sus países contrasta con la debilidad de los partidos de oposición y de sus líderes, lo que plantea un desequilibrio y desventajas notables en la competencia política y el deterioro democrático.

En el actual conflicto de Rusia con Ucrania se ha visto que en el lado occidental no hay líderes políticos del calibre de Kissinger o Merkel, que puedan negociar con Putin soluciones que conduzcan a la pacificación.Los tres líderes que han emergido con un protagonismo positivo son el presidente Xi Jinping, de China, el presidente Macron, de Francia y el canciller Scholz, de Alemania.

En una Cumbre virtual de la semana pasada, el Presidente Xi expresó “Debemos defender activamente un concepto de seguridad común, integral, cooperativo y sostenible (...) China está dispuesta a mantener la coordinación con Francia, Alemania y la Unión Europea y a desempeñar un papel activo con la comunidad internacional”.

Cuando ocurrió la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, la respuesta Europea fue débil. Y ello empoderó a Putin para realizar un segundo golpe. Ahora las sanciones de Occidente se dieron en el contexto de una guerra económica y financiera sobre individuos y estados, como alternativa a las armas.

No ayuda al proceso de negociación el exceso verbal de varios líderes que con ello buscan legitimarse en vez de ofrecer soluciones.

El horror de la guerra ha provocado un éxodo de más de 2millones de personas y se estima que podría llegar a 5 millones, la migración más alta después de la Segunda Guerra Mundial. La Unión Europea resolvió dar un estatus especial a los ucranianos que llegan a los países miembros de ella. Esta protección significa empleo, alojamiento, atención médica y educación.

smota@eleconomista.com.mx

Escritor y licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1984 a 1990 fue embajador de México ante el Reino de Dinamarca, donde se le condecoró con la orden Dannebrog.

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