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Opinión

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Impulsar el empleo durante el año de la gran crisis

Cada fin de año, cierra un ciclo. En estas fechas es importante voltear para atrás y hacer un recuento de los hechos, de las victorias y de las derrotas, de los aciertos y de los errores. Sólo así podemos mejorar. Permítanme hacer un alto en el camino y reflexionar un poco.

El 2020 ha sido terrible. Será recordado por las generaciones futuras por la catastrófica pandemia que asoló al mundo, tal vez con el apelativo del Año de la Gran Crisis. Ha sido el reto más grande del siglo XXI, sólo comparable con el calentamiento global.

En México, incluso las optimistas -y equivocadas- cifras oficiales registran más de un millón de casos de Covid-19 y más de 100,000 muertes por dicha enfermedad. Algún día sabremos con más exactitud cuál fue el impacto real que tuvo el coronavirus sobre nuestro país.

Complementariamente, además de la tragedia sanitaria, hubo también una enorme crisis económica y laboral. Se conjugaron dos elementos: las necesarias medidas de distanciamiento social, que suponen un duro embate contra empresas y trabajadores, y la paupérrima reacción por parte del gobierno, que únicamente dedicó el 0.7% del PIB a atender los efectos del Covid-19, una de las cifras más bajas de todo el mundo.

En 10 meses se perdieron cerca de un millón de empleos y el PIB cayó alrededor de 10%. La inversión nacional y extranjera sufrió una disminución dramática y miles de empresas se vieron obligadas a cerrar de manera definitiva.

En un contexto tan difícil, era muy importante articular esfuerzos y diseñar estrategias que permitieran generar empleos para que la gente no se quedara sin una fuente de ingresos, fortalecer cadenas productivas para que la economía no se derrumbara, capacitar a las personas para que pudieran reconvertir sus actividades laborales guardando las medidas sanitarias y, finalmente, apoyar a las empresas para que pudieran seguir operando.

Como director de TallentiaMX, hice todo cuanto estuvo en mis manos para que la subcontratación de personal fuese utilizada con responsabilidad y profesionalismo. Pensé que de ese modo era posible incentivar todos los cambios mencionados en el párrafo anterior, sin los cuales México se hubiera visto incluso más abatido. Naturalmente, TallentiaMX es una asociación pequeña si se compara con el tamaño del país y de los retos que enfrentamos. Pero creo firmemente que, si todos ponemos nuestro granito de arena, la sociedad en su conjunto puede mejorar.

Debería ser motivo de celebración que, en 2020, la lucha por impulsar el outsourcing legal estuviera atravesada por los esfuerzos conjuntos que autoridades, el sector privado y los trabajadores realizamos para erradicar las prácticas abusivas de algunas empresas del sector. Sin embargo, no fueron meses sencillos para la tercerización, puesto que hubo quienes, en lugar de supervisar y regular, insistieron en prohibir la subcontratación, aun la que opera de manera lícita y transparente.

Los diálogos y los debates en torno al outsourcing estuvieron en el centro de la deliberación pública. Entre enero y febrero hubo una serie de Parlamentos Abiertos y Mesas de Alto Nivel en ambas cámaras del Congreso de la Unión con el fin de llegar a un acuerdo en materia de tercerización.

A finales del año, el Ejecutivo Federal envió una iniciativa a la Cámara de Diputados en la que se plantea prohibir la subcontratación. Lamentablemente, si hacemos caso a los indicios de un acuerdo tripartita (que sólo algunos suscribieron) dado a conocer en Palacio Nacional, todo parece indicar que se habrá de terminar el outsourcing. TallentiaMX participó de manera activa en todos los debates legislativos y difundió información verificable acerca de los enormes riesgos para la economía y el empleo que supone acabar con la subcontratación legal. También diseñamos alternativas para erradicar por completo las actividades ilícitas de unas pocas empresas.

En el 2021, sólo nos queda permanecer al pie del cañón y redoblar esfuerzos para seguir impulsando la subcontratación profesional y, de ese modo, estimular el empleo formal y el desarrollo económico, como lo hicimos el año de la gran crisis.

*El autor es director general de TallentiaMX.

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