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Opinión

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La amenaza iraní

El reciente ataque con drones y misiles de diferente alcance por parte del fundamentalismo islámico iraní hacia Israel, no fue únicamente una represalia por la destrucción de una sede del gobierno de Teherán en Damasco y el aniquilamiento de un general de alto grado de las llamadas Guardias Revolucionarias cuyo objetivo es coordinar a todos los proxis de Irán en la zona (Hamas, Hizbollah, las milicias chiitas en Irak y los hutíes en Yemen), sino que representó una abierta declaratoria de guerra contra Occidente y los países árabes sunnitas considerados sus enemigos históricos.

A diferencia de los sucedido con Hamas el 7 de octubre, donde el factor sorpresa y la negligencia del gobierno de Netanyahu abonaron a la masacre perpetrada por este grupo terrorista, el anuncio de que la respuesta iraní a la acción en Damasco se daría en un tiempo preciso permitió a israelíes, norteamericanos, franceses e ingleses, e incluso a los jordanos, establecer una estrategia conjunta para contener lo que finalmente fue el lanzamiento indiscriminado de misiles hacia Israel.

Y aunque la defensa frente a la agresión iraní fue prácticamente perfecta, la realidad demostró que el régimen de Alí Jamenei es capaz de utilizar sus armas más potentes en su intento por demostrar que es una fuerza capaz de imponer por la fuerza su visión totalitaria en el Medio Oriente donde no hay espacio alguno para judíos, cristianos, ni tampoco para los sunnitas no dispuestos a someterse a su control.

En este sentido la posibilidad de que Irán consiga finalmente construir armamento nuclear y que lo utilice en un momento determinado de acuerdo únicamente a la voluntad de Jamenei, se vuelve una realidad previsible. Por ello la necesidad de evitar una respuesta unilateral por parte de Israel que complique la formación de una alianza conjunta entre Occidente, el Estado judío y los países árabes como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, Baréin e incluso el propio Qatar quien se ha mantenido en una posición ambivalente en el conflicto.

La urgencia por neutralizar al fundamentalismo chiita es un objetivo común de todos estos países, en la medida en que su dogma religioso no permite la coexistencia con los diferentes, y su misión especifica es eliminar a quienes considera infieles. El conflicto entre Israel y los palestinos tiene que resolverse sin la presencia de estos entes portadores del totalitarismo islámico, para quienes no hay compromiso alguno con aquellos que en su cosmovisión no tienen derecho a existir.

Un Irán nuclear nos puede llevar a la destrucción masiva. Ese es el riesgo.

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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