Lectura 4:00 min
La huelga de la UAW, los EVs y México
A menudo subestimamos el impacto de lo que pasa en el mundo, incluso en el vecino del norte, en México y nuestra economía. Pero lo que está pasando en Estados Unidos en estos días, la huelga del sindicato automotriz más importante, la UAW, podría tener profundas implicaciones tanto inmediatas como sistémicas para México y nuestra economía a mediano y largo plazo.
La semana pasada, la UWA emplazó a huelga en tres plantas de las “Big Three” de EU —Ford, GM y Stellantis, esta última, aunque es una empresa ítalo-francesa-americana, tiene marcas históricas americanas como Chrysler, Dodge y Jeep. El sindicato exige, entre otras cosas, un aumento salarial de 36% en los próximos 4 años, la eliminación de las diferencias en los contratos por antigüedad y cambios en sus planes de pensiones. Aunque las empresas han ofrecido aumentos salariales importantes (21% en un caso), el miércoles parecía que las partes estaban lejos de llegar a un acuerdo, por lo que es muy posible que a finales de la semana más plantas en EU y Canadá se sumen a la huelga.
¿Qué significa esto para México?
A corto plazo, la industria de autopartes enfrenta riesgos si la huelga se prolonga y más plantas se incorporan a ella. La industria automotriz es la joya de la corona del sector manufacturero mexicano: representa 22% del PIB manufacturero, es el principal generador de divisas, con casi 100 MMMD, emplea cerca de un millón de personas y ha representado el 17% de la IED en años recientes. La industria de autopartes, con 900,000 empleados y una producción anual de 110,000 millones de dólares, exporta 70,000 a EU. Una huelga extensa reduciría drásticamente la demanda de autopartes en EU, lo que pondría en una situación muy grave al sector.
Pero más allá de los efectos inmediatos, lo más relevante es lo que Jack Ewing, experto en el sector automotriz, señaló en NYT este lunes. Destacó que en el centro de esta huelga está la transición acelerada hacia EVs en toda la industria. El cambio tecnológico masivo impulsado por políticas como el IRA transformará completamente la industria y los trabajadores, con toda razón, no quieren quedarse atrás; quieren participar y beneficiarse de este cambio. Pero los EVs requieren muchos menos componentes, lo que implica menos empleos y la obsolescencia de algunos. Al mismo tiempo, muchas de las nuevas inversiones se están ubicando en el sur de EU (nuestra verdadera competencia para el nearshoring), donde la UAW tiene menos influencia que en estados como Detroit u Ohio.
En respuesta, las “Big Three” argumentan que ceder a las demandas de los trabajadores les dejaría sin los recursos necesarios para llevar a cabo esta transformación y competir con empresas como Tesla (cuyos trabajadores no están sindicalizados), Toyota o Volkswagen.
Lo que suceda con esta huelga será clave para el futuro del sector más dinámico de la manufactura mexicana, con o sin nearshoring. Por un lado, el endurecimiento de las posturas sindicales podría hacer más atractivo a México como destino de inversión, una oportunidad que no debemos desaprovechar.
Pero también debemos tomarlo como una advertencia. Todo el sector automotriz enfrenta la misma situación. Algunos proveedores, como los de Tesla en Monterrey, ya han empezado a transformarse, y algunas armadoras están invirtiendo en plantas de EVs en México. Este cambio, que parece irreversible, requerirá de políticas industriales focalizadas y recursos que permitan, sobre todo al sector de autopartes, adaptarse a esta nueva realidad.