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Opinión

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La opción eléctrica

A diferencia de europeos, asiáticos e incluso estadounidenses, el mercado latino solo ha crecido en el uso del coche eléctrico a razón de un 3% anual conforme al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

La movilidad eléctrica llegó para quedarse y, aunque las resistencias por intereses creados son enormes, cada vez se gana más territorio a favor de las energías limpias. Tan solo habrá que conocer algunos datos y saber qué tan apostados están asiáticos y europeos por convertir este tipo de transportación en la única y más rentable que exista en la faz de la tierra para próximos años. Desde una perspectiva global, en Europa se ha dado el crecimiento más acelerado por el gran número de incentivos que la Unión ha dado para la proliferación en el uso de vehículos eléctricos. Una agresiva campaña para reducir la emisión de gases contaminantes es una política permanente además de que, ya en un importante número de países europeos, se ha limitado a casi cero la posibilidad de vender vehículos nuevos con motores de combustión interna. Así, en 2035 se estima que solo será posible encontrar en el mercado y en funcionamiento un 100% de vehículos propulsados por energía eléctrica.

Estas medidas, así como la cada vez más creciente conciencia colectiva respecto al uso de energía verde, se ha reflejado en el comportamiento del mercado. En ese orden de ideas, conforme a un reciente estudio de la Agencia Internacional de Energía, se sabe que en el pasado año de 2022, se vendieron en el mundo poco más de 10 millones de autos eléctricos. A su vez, un estimado dentro del mismo estudio, prevé que la cifra aumente para este 2023 para ubicarse en 14 millones de autos de este tipo colocados entre los consumidores. De esta cifra, China es el productor máximo de este producto, al acaparar más del 60% de la producción mundial. A su vez, en dicho país, prolifera aceleradamente el uso de tales vehículos a razón de un crecimiento que ronda el 20% anual.

América Latina y concretamente nuestro país aun encuentran dificultades en enraizar el uso de este tipo de transporte. A diferencia de europeos, asiáticos e incluso estadounidenses, el mercado latino solo ha crecido en el uso del coche eléctrico a razón de un 3% anual conforme al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Y si vemos el esquema de incentivos que hay para la creación de infraestructuras de recarga propicias para este florecimiento, la realidad es dura e incontrovertible. En nuestra región latinoamericana, es diametralmente mayor el interés hacia los combustibles fósiles que a cualquier otra forma de producción energética. En este rubro, el Fondo Monetario Internacional estima que el monto del subsidio anual para tales energéticos es de más de 46 mil millones de dólares al año. El aliciente solo para la creación de estaciones de carga no llega ni a los 100 millones en contraste.

Anima saber que empresas como BYD, líder asíatico en vehículos eléctricos, ha decidido hacer raíces fuertes en territorio mexicano. Ya hay una opción asequible y de calidad que puede propiciar un cambio en el consumo. Al tiempo.

Twitter: @gdeloya

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Guillermo Deloya Cobián es oriundo de Puebla, licenciado en derecho, con especialidad en derecho fiscal, maestro en economía y gobierno y doctor en planeación estratégica y políticas de desarrollo. Actualmente cursa la maestría en escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Es articulista y comentarista en diversos medios de comunicación nacionales y locales, ha publicado ocho libros, además de diversos ensayos en temas que van desde lo económico, político y jurídico, hasta una novela histórica ubicada en el siglo XVIII. Es comentarista y analista en temas de política, economía y jurídicos en ADN40. Ha desarrollado una constante actividad docente como profesor universitario tanto en Puebla como en la CDMX. Cuenta con una trayectoria en el sector público de veintiocho años donde ha ocupado cargos en los ámbitos federal y estatal, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, en el Consejo de la Judicatura Federal y el Gobierno del Estado de Puebla, fue Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, de la Secretaría de Gobernación y ha ocupado diversos cargos partidistas.

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