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Opinión

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Las firmas a independientes

No es fácil cumplir los requisitos que el Congreso dispuso en la reforma electoral del 2014, como aduana para obtener el registro de una candidatura independiente a la Presidencia, aunque se trata de reglas vigentes que no pueden modificarse ahora porque ya inició el proceso electoral.

No es fácil cumplir los requisitos que el Congreso dispuso en la reforma electoral del 2014, como aduana para obtener el registro de una candidatura independiente a la Presidencia, aunque se trata de reglas vigentes que no pueden modificarse ahora porque ya inició el proceso electoral. Son las normas que tenemos y hay antecedentes que nos dicen que, a pesar de todo, la figura no ha tenido una frontera imposible de transitar, que sí es factible hacer efectiva la vía independiente para quien decida acudir a ella.

No es la autoridad electoral quien estableció plazos y un número abultado de firmas a recabar, las cuáles representan una meta considerable de apoyos ciudadanos individuales y que por ley son condición sustantiva para que los independientes obtengan registro y puedan llegar a las boletas el primer domingo de julio del 2018, cuando las urnas se abrirán en todo el país.

Es un hecho que hay argumentos, razones atendibles en las críticas respecto a que los márgenes de la ley vigente lucen en varios aspectos desproporcionados, por ejemplo, en cuanto al contraste que hay entre reglas para conformar un partido político nuevo, lo que requiere una meta de 0.26% del padrón de electores como militantes mínimos (poco más de 250,000), frente a las que hay para aspirantes a una candidatura independiente presidencial, a quienes se les pide al menos 1% del listado total de votantes, algo que equivale a más de 856,000 personas distribuidas en 17 entidades federativas.

La experiencia nos dice que de todas formas ha sido posible competir y ser incluso ganador por la vía independiente cuando así lo deciden primero las firmas y luego los votos, aunque es cierto también que ésta es la primera vez, en una contienda presidencial, que se pone en marcha el modelo y que el respaldo para postular que se necesita es muy alto.

El número de candidaturas independientes que alcanzaron las firmas en los últimos años para otros cargos no ha sido marginal, muchos lograron el registro y compitieron, 133 en el 2015 y luego 307 en el 2016. Ellos y ellas encontraron las condiciones para concretar esa modalidad legítima de participación política, pese a un proceso de obtención y depuración manual de cada firma que muchas veces acusaba nombres duplicados (sin dolo necesariamente), aunque también algunas de quienes ya habían fallecido o de nombres inexistentes en los listados electorales.

Ese mecanismo era totalmente manual y ello impedía certeza al propio independiente sobre el número de apoyos alcanzado hasta el momento de sistematizar todo. La depuración solía ser elevada y eso ponía en riesgo el cumplimiento de la meta porque el aspirante a candidatura independiente asumía que ya tenía todas sus firmas, pero resultaba que el cálculo no tomaba en cuenta las que se eliminarían en el cotejo.

Por eso se ha diseñado la aplicación informática que ha generado cierta polémica entre nuevos aspirantes. Es una herramienta diseñada para facilitar, no para obstaculizar la obtención de los respaldos ciudadanos. No necesita, por ejemplo, conexión permanente a internet o correr a una fotocopiadora para anexar copia de los datos de credenciales de elector como sucedía antes, ni capturar a mano cada formato, con un riesgo de error que impidiera verificar la autenticidad de una o muchas firmas.

Hay aspectos técnicos que fortalecer o aclarar oportunamente, que generan inquietud y críticas por parte de los aspirantes y creo que ellas y ellos están en todo su derecho de exponer, por ejemplo, opiniones sobre si las fotografías que se toman con la aplicación sin iluminación apropiada no prosperan o si descargar la propia aplicación es tardado en zonas con mala señal de internet.

El INE debe atender cualquier duda (tiene un sistema de soporte) y apoyar a independientes, facilitar las cosas, ser sensible a las críticas y apostar por la atención a las y los aspirantes, pero no puede ignorar el cumplimiento del marco legal que no diseñó, pero que tiene obligación de aplicar en esta materia.

Se han cosechado varios triunfos de independientes a cargos ejecutivos y legislativos desde el 2013, cuando empezó a ponerse en marcha en el ámbito local la reforma constitucional al artículo 35 que abrió expresamente la posibilidad de ser votado sin obligación de postulación partidista como ocurría antes.

Creo que debe escucharse y apoyarse a quienes tengan dificultades para conseguir la suma de firmas en libertad buscando una opción independiente y recordar que no hay cargos irremontables hasta ahora, que así como hay casos de candidatos postulados por partidos que superaron por mucho los votos de los postulados de forma independiente, también hay ejemplos de ganadores independientes con amplio margen. Hasta el 2016 había ya 19 triunfos independientes (incluyendo una diputación federal, diputaciones locales, ayuntamientos y una gubernatura), que no tuvieron soporte informático, sino recolección manual firma a firma, fotocopia a fotocopia.

*Consejero electoral del INE.

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Consejero del Instituto Nacional Electoral

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