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Los clichés financieros y la realidad de tu dinero (Parte 2 de 2)
Los clichés son ideas o expresiones que suenan bien, se repiten demasiado, por ello, terminan convirtiéndose en “reglas” o en “verdades” que nadie cuestiona. Pero muchas veces no se aplican a tu propia situación o realidad.
En la primera parte hablamos de dos clichés financieros muy frecuentes sobre cuánto se debe ahorrar o de qué tamaño debe ser el fondo para emergencias. Lo cierto es que depende de muchas cosas y por eso hay que ver mucho más allá de lo que las reglas genéricas sugieren.
También hay clichés que tienen que ver con deudas, como por ejemplo: tus deudas no deben exceder de 30% de tus ingresos, o de 40% en caso de que también tengas una hipoteca. Estos en particular me parecen muy peligrosos.
Entiendo que la idea detrás de ellos es tratar que las personas, si se endeudan, lo hagan de manera responsable. Pero son porcentajes sumamente elevados. Si 30% de lo que ganas se va a pagar cosas que compraste en el pasado (deudas), entonces nunca vas a tener capacidad para construir un patrimonio.
Por eso, cada vez que la veo, no puedo dejar de pensar que esa frase fue acuñada por algún banquero –porque ese es precisamente su negocio. La realidad es que el crédito al consumo es, sin duda, el principal obstáculo para alcanzar tu libertad financiera.
Es triste ver que mucha gente, sobre todo de clase media, piense que tener deudas es “normal” y la “única manera” de lograr cosas. Así, usan sus tarjetas, muchas veces para comprar a “meses sin intereses”, pero que después empiezan a utilizar créditos de nómina que les ofrecen hasta por mensaje de texto. No es de sorprender que no tengan ninguna capacidad de ahorro.
Ahora bien, el crédito hipotecario es un tema completamente distinto: algunas veces tiene sentido. muchas otras no. Pero antes de siquiera pensar en ello, uno primero necesita tener una posición financiera sólida. Hablaré de esto en otra ocasión, para no distraernos del tema principal.
Otro cliché financiero que se ha formado recientemente es el famoso presupuesto 50/30/20. Lo he visto en muchos lados y es popular en países desarrollados. La idea es muy sencilla:
- 50% de lo que ganas tiene que ser para cubrir tus necesidades básicas.
- 30% para cubrir tus gustos (gasto discrecional).
- 20% para ahorro a largo plazo (tu futuro).
Suena muy bien y tiene un gran atractivo: es una fórmula bastante simple. No requieres tener más categorías en tu plan de gastos, que añaden complejidad. Hay artículos que afirman que es una manera “muy efectiva de equilibrar tus gastos, asegurar que ahorras una buena cantidad de dinero, evitar despilfarros y alcanzar todas tus metas financieras”.
No quiero criticar el modelo: puede ser ideal para muchas personas. Me gusta muchísimo. Sin embargo, también debo decir que es un presupuesto desarrollado en Estados Unidos y no corresponde a la realidad de muchas personas en México, quienes con lo que ganan, apenas pueden cubrir sus necesidades.
Tampoco es fácil de implementar cuando uno tiene deudas y nula capacidad de ahorro. He visto quienes dicen que en ese caso hay que “modificar” el presupuesto 50/30/20, olvidar el ahorro y los gustos y convertirlo en un presupuesto 50/50 - destinar el 50% a necesidades y el otro 50% a pagar deudas. Ojalá fuera tan sencillo como eso.
Ese es, al final, el tema de los clichés financieros. Son simplemente frases, reglas, clichés que pueden ser aplicables o no. Todo depende de la situación de cada quién. Por eso siempre hay que ver más allá de esos clichés y adentrarnos en qué es lo que puede funcionar para nosotros, de acuerdo con nuestra realidad.
