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Los programas sociales alivian la dura realidad de la mayoría de los trabajadores
En México sobrevivir es difícil para muchos y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), dada a conocer ayer por el Inegi, muestra una dura realidad laboral que no debe ignorarse. Según datos de octubre de 2023, la mayoría de las personas enfrenta una difícil situación.
La informalidad laboral, alarmantemente alta con un 55.4%, revela una inseguridad y vulnerabilidad aplastantes para más de la mitad de los trabajadores mexicanos. Esto significa que aproximadamente 32.9 millones de personas se encuentran en empleo informal, excluidos de la seguridad social y los beneficios laborales básicos, y en una constante lucha por la estabilidad económica y una vejez digna. Este escenario no solo afecta individualmente a los trabajadores, sino que refleja una economía frágil donde micronegocios y pequeñas empresas están en un eterno estado de incertidumbre.
La subocupación es otro indicador preocupante porque alrededor de 4.7 millones de personas o el 7.9% de los trabajadores, a pesar de estar empleadas, quieren trabajar más horas, evidenciando así la insuficiencia de las oportunidades laborales actuales, tanto en cantidad como en calidad.
Un 30.5% de la población ocupada, aproximadamente 18.1 millones de personas, se encuentra en condiciones críticas de ocupación, lo que significa que tienen empleos precarios, caracterizados por insuficientes horas de trabajo y/o ingresos bajos, empleos que no garantizan ni siquiera lo básico para una vida digna.
Por otro lado, el hecho de que aproximadamente 20 millones de trabajadores o el 33.7% de la población ocupada apenas gane lo suficiente para alcanzar el salario mínimo es una clara muestra de la desigualdad económica en el país. Estas personas reciben ingresos que apenas alcanzan el umbral mínimo establecido por la ley y no son capaces de satisfacer sus necesidades fundamentales y las de sus familias.
La brecha de género en la participación laboral muestra una gran disparidad: mientras el 77.1% de los hombres tienen empleo, solo el 45.8% de las mujeres lo tienen, representando 35.5 millones de hombres frente a 23.9 millones de mujeres. Esta disparidad pone de manifiesto el enorme desperdicio de potencial humano y económico. La limitada participación femenina en el trabajo representa una pérdida considerable para la productividad y el desarrollo económico de nuestro país.
En conclusión, el mercado laboral en México se encuentra en una encrucijada crítica. Los problemas de informalidad, subocupación, condiciones laborales precarias, bajos ingresos y desigualdad de género son síntomas de un sistema que necesita una transformación urgente. El sector público y privado deben trabajar coordinadamente para encontrar las fórmulas que permitan generar un entorno laboral más justo y equitativo, que promueva un verdadero bienestar y progreso para todos los mexicanos.
Mientras el mercado laboral no sea capaz de generar empleos dignos, formales y bien remunerados, el gobierno federal y los gobiernos locales deberán seguir dándole dinero a la mayoría de los mexicanos.
Por eso, en 2024, 4.4 billones de pesos se destinarán a la política social y el 70% de las familias mexicanas recibirán los beneficios de por lo menos un programa social, lo que les permitirá enfrentar mejor su dura realidad.
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