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¿Lula contra México?
¿Por qué darle importancia a las críticas contra México expresadas por Lula? Porque las réplicas fueron encabezadas por Peña Nieto y luego se sumó Videgaray
Tiene razón el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, en que no es lo más constructivo entrar en polémica con un ex mandatario , a la vez de relativizar las declaraciones contra México emitidas por Luiz Inácio Lula da Silva diciendo que se dieron antes de la inauguración de una copa del mundo manchada por protestas y marchas multitudinarias y en un contexto preelectoral.
Si efectivamente hay todos esos atenuantes y otros, ¿por qué darle tanta importancia a las críticas expresadas por Lula? Porque las réplicas fueron encabezadas por el presidente Peña Nieto durante su reciente gira por España y las secundaron el secretario Videgaray y otros más, como el senador David Penchyna, del Partido Revolucionario Institucional.
Cualquiera que haya estado por motivos de trabajo en Brasilia, Sao Paulo o Río de Janeiro ha constatado dos cosas que son muy evidentes.
La primera, que con la salvedad de tratarse de países de América Latina, Brasil y México son muy diferentes en casi todos los órdenes de comparación.
Por ejemplo, en cuanto a territorio, idioma, ubicación geográfica, clima, población y, sobre todo, historia nacional. Desde luego, un mexicano se siente más cercano con la cultura y la idiosincrasia local de Brasil que, en contraste, con Noruega o Dinamarca. Sin embargo, en tierras amazónicas el mexicano experimenta con frecuencia un choque cultural y está también de por medio aunque muchos no lo crean el problema de la barrera del idioma.
En la modernidad, el catálogo de los indicadores económicos es tan amplio que resulta una temeridad, si no es que una irresponsabilidad, afirmar a prori que un país supera a otro comparable en todos ellos. Así, a Videgaray no le resultó difícil encontrar dos de ellos inflación y nivel de las tasas de interés en que México muestra hoy mejores resultados que Brasil. Y de haberse propuesto ampliar la cobertura del ejercicio, habría encontrado muchas otras estadísticas que le permitieran refutar a Lula a la vez de respaldar su argumento. Con todo, el esfuerzo habría sido innecesario.
De seguro Lula está preocupado por los problemas en Brasil y por el desprestigio del gobierno de Dilma, su heredera y protegida. Por su parte, México debería estudiar como, en su momento, Lula logró en Brasil una convocatoria casi mágica que en lo personal lo convirtió en un tótem sagrado , todo lo cual detonó un verdadero carnaval de optimismo cívico que propició las reformas y generó crecimiento económico.