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Opinión

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Padrón de Integridad Empresarial, los intangibles siguen al alza

Las empresas éticas tendrán prioridad en contratos y compras de gobierno, ¿quién dice que la responsabilidad social no es rentable?

El Padrón de Integridad Empresarial anunciado recientemente por el gobierno federal manda al mundo de los negocios una señal más de cero tolerancia a la corrupción y la deshonestidad.

¿Están escuchando las empresas o se mantienen entre el desconcierto y la molestia que prevalecía, al menos, en los primeros meses de la actual administración? Por el bien de todos esperemos que cada vez más dejen atrás el sabor amargo que les dejó la llegada de la Cuarta Transformación y asuman esta nueva iniciativa como una oportunidad para generar valor a su organización y hacerse notar por las prácticas éticas que ya implementan.

Hasta ahora se sabe que el nuevo Padrón de Integridad Empresarial distinguirá a las empresas que no sólo cumplan la ley, sino que contribuyan a construir una sociedad más justa.

¿Qué significa esto? Pues de acuerdo con la Secretaría de la Función Pública, que empresas y organizaciones se rijan por valores como ética, legalidad, honestidad, transparencia, igualdad e integridad.

Para ser incluidas en el nuevo padrón, las empresas deberán contar con código de ética o de conducta, canal de denuncia, manuales de procedimientos, sistemas de control y vigilancia, esquemas de capacitación, políticas de recursos humanos y mecanismos de transparencia.

A las empresas familiarizadas con la responsabilidad social, estos temas no les resultarán nada nuevos y es muy probable que se encuentren trabajando en ello y rigiéndose por esos criterios desde hace tiempo.

Pero, ¿y el resto? Cabe preguntarse incluso por las pequeñas y medianas empresas, que —espera el gobierno— entren a conformar este padrón.

Las empresas deberán completar una serie de módulos en la página de la Función Pública para entrar al padrón; algunos de estos módulos consisten en datos de la empresa, programa de integridad y servicios laborales.

Una vez que cumplan con los módulos, formarán parte del directorio de empresas comprometidas con la legalidad y la transparencia y obtendrán un “distintivo” que las acreditará como parte del padrón.

El registro de las empresas será voluntario y estará disponible a través de una plataforma digital y una aplicación móvil, que serán lanzadas el próximo año.

¿Por qué a las empresas les interesa estar ahí? Pues por la simple razón de que en un momento dado el distintivo que obtengan las empresas del padrón se utilizará en las contrataciones públicas; es decir, sin distintivo no habrá contrato.

Todo esto se alinea perfectamente con el discurso del presidente López Obrador, quien no pierde ocasión para criticar a las empresas corruptas y deshonestas, destacando que su gobierno entiende el crecimiento económico de una manera diferente a como ha sido.

De acuerdo con lo que dice López Obrador, el crecimiento que él persigue es más bien un desarrollo sustentable para el país, entendiendo que el foco no debe ser la acumulación de riqueza para unos cuantos sino la generación de valor en un amplio sentido social.

Ante este nuevo mensaje del gobierno, las empresas deben mostrarse no sólo receptivas sino proactivas y participativas, aprovechando el vínculo con el gobierno que esto pudiera significar así como la oportunidad de construir alianzas intersectoriales de valor para la organización.

Es buen momento para que las empresas revisen sus lineamientos éticos y los procedimientos que las guían en anticorrupción y transparencia para que, en su oportunidad, la decisión de estar dentro del Padrón de Integridad Empresarial sea suya y no de nadie más.

*Director general de Expok, agencia de asesoría y comunicación en responsabilidad social y sustentabilidad.

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