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Por fin, una voz desde Banxico
Cuando los mercados están tan agitados, cuando hay incertidumbre sobre el rumbo que tomará la política monetaria de Estados Unidos y cuando la política fiscal interna no ayuda a dar tranquilidad, lo menos que puede hacer el Banco de México es dar señales de que sigue vivo.
En momentos de relativa calma puede servir que opere el piloto automático del banco central mexicano y entonces sea suficiente con tener reuniones programadas de decisión de política monetaria, un comunicado y una minuta de esa reunión en donde las opiniones se mantienen anónimas.
Pero en momentos como el actual en los que, además de un entorno externo tan complicado, se añaden componentes internos que amenazan con descomponer el panorama económico local, lo menos que pueden hacer los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México es mostrarse ante los mercados como atentos a la coyuntura.
Claro que se extrañan los tiempos de los grandes gobernadores del banco central, pero no se trata de añorar esas figuras sino de que las autoridades actuales sean más proactivas, menos temerosas del poder presidencial.
La buena noticia es que uno de los subgobernadores del Banco de México rompe el cerco virtual del voto de silencio de San Benito y habla de sus consideraciones de la situación actual y adelanta el sentido de su voto.
Claro que los puntos de vista de Jonathan Heath son a título personal, nunca ha tenido la intención de hablar en nombre de todo el banco, pero al menos adelanta una postura crítica y adecuada al momento actual.
Sobre todo, en lo que tiene que ver con la situación económica interna.
Reflexionar sobre obviedades, como la incertidumbre que generan las guerras activas en el mundo o sobre las eventuales decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, no aportan mucho, porque son factores totalmente ajenos a las decisiones internas.
Pero poner sobre la mesa que la lucha contra la inflación se afecta por determinaciones gubernamentales, como aumentar el déficit fiscal para el 2024 de la manera en que López Obrador instruyó a sus legisladores a que lo aprobaran o imponer un nuevo aumento al salario mínimo de 20%, requiere conocimiento y autonomía.
Un análisis técnico, como el que hace Jonathan Heath, de las presiones que eventualmente podrían generar estos dos hechos en la formación de precios tienen inevitablemente un componente político.
Es por eso por lo que seguramente otros integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México prefieren que sus opiniones al respecto sólo queden plasmadas en las minutas donde leemos que “un” integrante dijo, “otro” respondió y “otros” no dijeron nada.
Por supuesto que el subgobernador Heath no sugiere que se tenga más prudencia fiscal, porque no le toca y porque ya es demasiado tarde en el proceso de aprobación de la Ley de Ingresos para el 2024.
Lo que hace es lanzar la advertencia de que, si el gobierno acelera la demanda con la inyección de recursos financiados con deuda, hay el riesgo de que los precios detengan el proceso de desinflación y por lo tanto la respuesta monetaria tendrá que ser dentro del terreno restrictivo y durante más tiempo.
En momentos como el actual lo menos que pueden hacer los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México es mostrarse ante los mercados como atentos a la coyuntura.