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Opinión

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¿Qué pasaría si mañana pierdes tu mayor fuente de ingresos? Parte 1 de 2

A menos que hayan alcanzado su libertad financiera, todas las personas dependen de su actividad o trabajo para vivir. Algunos son empleados, otros trabajan por honorarios en uno o varios proyectos, hay quienes tienen su propio negocio, etc.

En cualquier caso ¿te has puesto a pensar qué sucedería si de repente pierdes tu mayor fuente de ingresos? Hay muchas cosas que podrían pasar, por ejemplo:

•Te despiden y te dan una indemnización legal.

•La empresa donde trabajas se declara en quiebra y no tienen para pagarte una liquidación.

•Tu cliente más importante decide cancelar un proyecto importante, o simplemente se va con tu competencia.

•Hay una pandemia que te obliga a cerrar tu negocio por tiempo indefinido.

•Tienes un accidente grave que te impide volver a trabajar en la actividad a la que te dedicabas, etc.

Para mucha gente, cualquiera de estos escenarios sería catastrófico. La gran mayoría no está preparada: no tienen un fondo para emergencias, pero sí tienen deudas, además de otros compromisos de pago por cumplir. Desde algo tan sencillo como la renta o hipoteca, el Internet o el celular, hasta las mensualidades sin intereses de lo que compraron durante el último “Buen Fin”.

A lo largo del camino he escuchado muchas historias al respecto. Algunas han sido muy cercanas.

Hace muchos años una ex compañera de trabajo me contactó, desesperada, porque la acababan de despedir de la empresa. Ganaba muy bien y pocos meses antes compró un departamento con crédito hipotecario, pero jamás se percató que no incluía seguro de desempleo. Afortunadamente, en ese caso, la historia terminó bien: le dieron su indemnización de ley y poco tiempo después la contrataron en otra empresa, con un ingreso incluso mejor al que tenía. Pero eso no es común.

En cambio, un alto ejecutivo con uno de los sueldos más altos del mercado, fue despedido a causa de una fusión con otra empresa. Le dieron una indemnización que equivalía a más de un año de su sueldo, además le liquidaron algunas acciones que tenía y le entregaron el valor presente de su plan de retiro. Era una cantidad de dinero con la cual él pensaba que podría sobrevivir durante mucho tiempo, pero no fue así.

Nunca se puso a pensar que debía parte de su casa, dos automóviles, además de tener varias tarjetas de crédito hasta el tope, con pura compra a meses sin intereses. Además ya se había comprometido a pagar la boda de su hija.

A los seis meses, ya se le había terminado todo el dinero y estaba desesperado. Buscó varias opciones para colocarse, pero no lo logró. Al final, tuvo que aceptar un trabajo que le pagaba la tercera parte de lo que estaba acostumbrado.

Tristemente eso no es lo peor que podría suceder. Los accidentes pasan y en ocasiones provocan que uno pierda la capacidad de trabajar, ya sea por poco tiempo o de manera permanente. En cualquiera de las dos situaciones, la pérdida de ingresos podría resultar catastrófica para la familia.

Una pareja, con un negocio muy lucrativo, viajaba por autopista cuando un tráiler que venía en el sentido opuesto, perdió el control, saltó la valla de seguridad e impactó con su automóvil (entre varios otros). Sufrieron lesiones muy fuertes, que requirieron varias cirugías y semanas de hospitalización en terapia intensiva. Hubo algunos daños permanentes. Afortunadamente tenían un buen seguro de salud y otro de vida con invalidez que les permitió sortear la parte económica. Pero no fue nada fácil: no quiero imaginar la angustia que vivió toda la familia ante esta situación.

En México, tristemente, todavía hay muchísimas personas ocupadas que no tienen ni siquiera acceso a la seguridad social, porque trabajan en la economía informal. Pero también hay muchísimos que cotizan con un ingreso mucho menor al que realmente perciben. Entonces, en una eventual incapacidad o invalidez, no recibirán pensión o no será suficiente.

Nos hace falta mucha cultura de previsión y es hora que empecemos a cambiar. Tenemos que entender que nuestro activo más importante no es nuestra casa o nuestro automóvil, sino nuestra propia capacidad de generar ingresos.

Por eso te hago la pregunta que da título a este artículo y te invito a que hagas el ejercicio: ¿Qué pasaría si mañana pierdes tu mayor fuente de ingresos? ¿Qué pasaría si sufrieras una enfermedad grave o un accidente que te impida volver a trabajar?

¿Cuáles serían las consecuencias económicas de eso? ¿Cómo podrías hacer frente a tus obligaciones? También piensa en los demás aspectos, como tu propia salud mental y con lo que pasaría con tus seres queridos.

¿Estás preparado si algo así llegara a suceder? En la segunda parte hablaremos precisamente de eso.

contacto@planeatusfinanzas.com

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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