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Salario mínimo, en tiempos de alta inflación
Está en marcha una nueva revisión del salario mínimo que estará vigente para el próximo año 2023.
Se realiza en el contexto de una elevada inflación; la más alta en las últimas dos décadas.
Y con la perspectiva de que, aunque el Índice Nacional de Precios al Consumidor, pudiera comenzar a moderarse, en el siguiente año se mantendrá alta.
El 24 de noviembre pasado, el consejo de representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) se instaló en sesión permanente para la deliberación de las propuestas que aportan los distintos sectores.
La Conasami, cabe recordarlo, es un órgano tripartita en el que participan el gobierno federal, los trabajadores y los empresarios.
Presidida por Luis Felipe Munguía, la Conasami, tiene como punto de arranque las propuestas de incremento de los sectores que la integran, así como de otros sectores interesados de la sociedad.
Los trabajadores y los empresarios, presentaron con anticipación sus propuestas de aumento al salario mínimo.
Los trabajadores pretenden un incremento del 25% y los patrones, representados por la Coparmex de José Medina Mora, proponen un 15%.
La fecha límite de Conasami para recibir las propuestas es hoy, 30 de noviembre.
El domingo pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció porque los trabajadores y empresarios acuerden un aumento del 20%.
El Jefe del Ejecutivo se adelantó al proceso que debe seguir la Conasami y buscó actuar como “el fiel de la balanza”. Institucionalmente, Conasami debiera ajustarse a la negociación entre las partes y a la fórmula preestablecida para la definición del salario mínimo.
Lo más probable es que la sugerencia presidencial se imponga.
De hecho, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Francisco Cervantes de inmediato se apresuró a avalar la propuesta del Jefe del Ejecutivo.
El presidente de la Coparmex, más mesurado, celebró que el Presidente de la República hubiera reconocido que un 25% de aumento sería muy elevado y podría aumentar la inflación y la informalidad laboral.
Veremos cómo se resuelve el aumento al salario mínimo.
No parece fácil, precisamente por el efecto que ha tenido y seguirá teniendo la inflación en el salario mínimo.
Hasta ahora se venía registrando un aumento constante y positivo en el salario mínimo.
Se logró un aumento de 16.2% en 2019; para 2020 alcanzó 20%; en 2021 fue de 15% y de 22% en este 2022, mediante la cual el salario pasó en 4 años de 88 pesos a 173 pesos diarios.
Además, se estableció un incremento diferenciado para la Zona Libre de la Frontera Norte, en donde se dio un aumento del ciento por ciento en 2019; de 5% en 2020; 15% en 2021 y 22% para el presente año, para alcanzar una recuperación inédita al pasar de 88 pesos a 260 pesos diarios.
Con el último dato disponible a octubre de 2022, la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo es del 61 por ciento, según los datos oficiales.
La fijación del salario mínimo para el 2023 parece más difícil por lo que ya lo ha mermado la inflación y por que el alza de precios se mantendrá el año próximo. De acuerdo con el análisis de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, el Salario Mínimo General se ha recuperado poco, pero aún es insuficiente.
A la fecha es de 5 mil 186 pesos al mes: 172.87 diarios.
El costo de dos canastas básicas en enero era de 7 mil 916 pesos, en consecuencia, le faltaban 2 mil 730 pesos.
Para octubre ya le faltaban 3 mil 232 pesos y se estima que para enero del próximo año serán necesarios al menos 3 mil 400 pesos más para cubrir el monto que alcance para adquirir dos canastas básicas.
Es por eso que un aumento de 15%, 20% o 25%, como lo han propuesto respectivamente el sector empresarial, el gobierno y el sector obrero, por “significativo” que parezca es totalmente insuficiente. En caso de aprobarse un incremento de 20% -la solución salomónica que parece haber adoptado el gobierno-, al salario mínimo general le seguirán faltando 2 mil 377 pesos al mes, esto es casi 80 pesos al día.
Sin un aumento sustantivo, el salario mínimo general (SMG) quedará rezagado. Y la pobreza seguirá creciendo.
Ojalá que Conasami, con todo y la “sugerencia presidencial” no abandone la fórmula para definir el salario mínimo general basada en un porcentaje y un monto independiente de recuperación, en pesos.
Lo deseable es que se dé un aumento que permita recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores y al mismo tiempo evite un impacto en la inflación. Veremos.