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Opinión

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Si AMLO le pusiera más atención al agua y un poco menos al petróleo…

¿Qué cosas hubieran cambiado en este sexenio si AMLO y la 4T hubieran estado más preocupados y ocupados por el agua que por el petróleo?

México es el segundo país de América en cuanto al nivel de estrés hídrico, después de Chile. Esto quiere decir que, si dejamos las cosas en manos de la inercia, hay un riesgo que enfrentemos problemas severos de abasto de agua en las grandes poblaciones en 2040, de acuerdo a proyecciones del World Institute of Resources.

Hablo de proyecciones a futuro, pero los dramas relacionados con el agua ya están aquí. Hace dos meses, la atención estaba centrada en Chihuahua y los riesgos de no cumplir el pacto de entrega de agua a Estados Unidos, luego de una década sin lluvias en esa zona fronteriza. En el norte hay poca agua y, al parecer, se reparte mal.

Hoy nuestra atención está en las inundaciones de Tabasco, Chiapas y Veracruz. Son decenas de miles de damnificados y pronto tendremos una idea del costo económico de la tragedia. Para hacernos una idea, basta con decir que las inundaciones de 2007 costaron 2,900 millones de dólares, equivalente a 29% del PIB de Tabasco.

Pocos retos tan grandes para México como los relacionados con la gestión del agua y los recursos hidráulicos. Tenemos sequías en el norte, inundaciones en el sur y grandes ríos que contaminan en el centro, por ejemplo el Lerma-Santiago que hace más dinámica la vida económica en el centro-occidente pero deja una estela de enfermedad a su paso por Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Querétaro y el Estado de México.

Con todo esto a la vista, ¿cómo entender el achicamiento de la Conagua? El organismo público encargado de la gestión los recursos hidráulicos tendrá un presupuesto de 24,500 millones de pesos en 2021. Si consideramos la inflación, este monto es casi 30% menor al presupuesto de 30,000 millones de pesos que tuvo 2018.  Un efecto de esta reducción es que las visitas de vigilancia de Conagua a recursos hídricos se han reducido 65 por ciento. De 1,200 inspecciones que debe realizar por año sólo cumple con 200.

El presupuesto anual de Conagua equivale a lo que Pemex gasta en una quincena... o tres semanas de la Comisión Federal de Electricidad. Estoy comparando peras con manzanas, de acuerdo, pero también poniendo en evidencia las prioridades presupuestales del Gobierno mexicano. La Conagua no tiene ni una pizca de la atención y los apoyos que reciben Pemex y la Comisión Federal de Electricidad. Esto no nació con la 4T, pero tampoco se ha corregido en estos dos años. Ni siquiera en el discurso. Tenemos un plan para hacer a Pemex Great Again y algo parecido a una estrategia para quitarle los competidores extranjeros a la CFE. Hay una obsesión por recuperar para el Estado el control del petróleo y la electricidad, pero parece que el Gobierno no sabe qué hacer con un poder real que sí tiene para gestionar el agua y los recursos hídricos.

Para evitar las inundaciones en Tabasco, bastaría el equivalente a una cuarta parte de lo que cuesta Dos Bocas. La gestión del agua y la realización de proyectos hidráulicos no es una prioridad del Gobierno. Esto ha quedado en evidencia en los presupuestos; en las mañaneras y en el manejo de las dos crisis recientes, la de Chihuahua y la de Tabasco, Chiapas y Veracruz. Con frecuencia, el presidente parece que no tiene la información completa y que no cuenta con una estrategia clara, una visión de futuro o siquiera un plan de obras. Hay esgrima político y algo que parece una administración de las crisis, hasta el momento muy desafortunada. Todo se sintetiza en la confesión presidencial del fin de semana: “tuvimos que optar entre inconvenientes. No inundar Villahermosa y que el agua saliera por las zonas bajas. Desde luego que perjudicó a la gente más pobre, pero teníamos que tomar una decisión”. ¿Cómo llegamos al punto en el que las dos opciones eran tan malas...cuantas negligencias y cuántas malas decisiones nos colocaron en este lugar?

Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara. Estudió el Master de Periodismo en El País, en la Universidad Autónoma de Madrid en 1994, y una especialización en periodismo económico en la Universidad de Columbia en Nueva York. Ha sido reportero, editor de negocios y director editorial del diario PÚBLICO de Guadalajara, y ha trabajado en los periódicos Siglo 21 y Milenio. Se ha especializado en periodismo económico y en periodismo de investigación, y ha realizado estancias profesionales en Cinco Días de Madrid y San Antonio Express News, de San Antonio, Texas.

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