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Opinión

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Sobre el gran reto de recuperar el crecimiento

Durante enero volvimos a ver el confinamiento voluntario de muchas personas ante el avance implacable del contagio por Covid-19 y la percepción de la insuficiencia de los servicios de salud, incluso en los hospitales privados.

La economía de México crece gracias a lo que hace hacia afuera. Al parecer así volverá a suceder en el 2021.

Los pronósticos recientes de diversos analistas apuntan a que la economía crecerá alrededor del 4% en este año. Sería un gran logro si tan solo el Producto Interno Bruto no hubiese decrecido 8.5% el año pasado.

Es un enorme reto para México recuperar una trayectoria de crecimiento que se perciba en todos los ámbitos.

Según el INEGI, el PIB de México creció 3.1% a tasa trimestral en el periodo octubre-diciembre de 2020, destacando la recuperación de las actividades secundarias (minería, construcción y manufacturas) las cuales crecieron 3.3% t/t.

Las actividades terciarias (comercio y servicios) registraron un avance de 3% a tasa trimestral en el periodo. Por su parte, las actividades primarias (sector agropecuario) cayeron 2.6% t/t.

Con el resultado trimestral y considerando cifras ajustadas por estacionalidad, la variación del PIB durante todo 2020 se ubicó en (-)8.5 por ciento.

Destaca desde luego, el importante impulso de la actividad manufacturera ante un repunte de la industria norteamericana y la sorpresa positiva de una recuperación de la construcción hacia cierre del año.

A pesar del restablecimiento de semáforos rojos en dos estados que abarcan una cuarta parte de la economía del país (CDMX y Estado de México), el que éste haya entrado en vigor hacia finales de diciembre no afectó de manera importante a la demanda interna.

Asimismo, algunos sitios turísticos (que ahora están en semáforo rojo) recibieron un importante flujo de visitantes que, a pesar de los riesgos para la salud, lograron rescatar a la economía en temporada navideña.

Durante enero volvimos a ver el confinamiento voluntario de muchas personas ante el avance implacable del contagio por Covid-19 y la percepción de la insuficiencia de los servicios de salud, incluso en los hospitales privados.

No podemos esperar que el desempeño del sector de consumo y servicios sea positivo, al menos por lo visto hasta ahora.

Por lo pronto, es de esperarse que México vuelva a crecer acompañando la mayor actividad de la economía norteamericana y el consumo de las autos, partes y bienes agropecuarios que recibirían un impulso.

También es de esperarse un apoyo a las familias proveniente de las remesas que nuestros paisanos envían y que podrían verse beneficiadas del nuevo paquete de apoyos que se negocia actualmente en el Congreso de Estados Unidos.

En el resto de las actividades, veremos una inercia, pero difícilmente una recuperación relevante; para eso harían falta dos cosas muy importantes:

1. Entrar en la dinámica de reducir los problemas causados por la pandemia a través de una estrategia efectiva de vacunación. ¿Cómo podría suceder esto? Es difícil anticiparlo si recopilamos la información y los hechos con respecto a la adquisición y distribución de las vacunas sucedidas hasta ahora. La población no necesita que las autoridades le repitan que están en eso. Debe percibirlo en cifras y en información anecdótica que de verdad muestre que hay un proceso creciente en marcha y que éste funciona.

La información sobre la efectividad de las vacunas (todas las disponibles) es hasta ahora muy positiva en los países en donde hay una estrategia agresiva de vacunación.

Temas éticos aparte, es de esperarse que cuando el esfuerzo en regiones desarrolladas llegue a cierto nivel habrá más disponibilidad de vacunas para países como México.

Conjunte tal expectativa con la idea de que la expansión de contagios ha generado anticuerpos (una correduría extranjera estima que en México más del 40% de la población ya adquirió inmunidad). La idea de que en el 2022 puede haber el retorno confiado a actividades que hoy siguen muy paralizadas es aceptable.

2. Necesitamos recuperar forzosamente los niveles de inversión. Sin inversión en infraestructura, construcción y en nuevos negocios, o la expansión de los mismos, no hay una gran expectativa de recuperar empleos. Por lo mismo, el crecimiento en México seguirá siendo pobre a pesar de la estabilidad en las variables financieras; y eso significa un empobrecimiento general.

Desde el 2015, cuando fracasó la apuesta de “Mover a México” en el sexenio anterior, hasta la fecha, la inversión ha decrecido a una tasa anual de -4.3%; si usted piensa que la caída de dos dígitos que se registrará en el 2020 (conoceremos el dato final hasta el 19 de marzo) es la causante, en gran parte sí, pero entre 2015 y 2019 la inversión creció 0.1 por ciento.

Entre la pandemia y las elecciones se irá el esfuerzo de autoridades este semestre; más vale que después orientemos el trabajo en recuperar tanto la inversión pública como la privada con acciones que generen recursos y confianza; de lo contrario, vamos a seguir perdiendo tiempo y acumulando mayores problemas

*El autor es director general de Invex Operadora de Sociedades de Inversión.

perspectivas@invex.com

Twitter: @invexbanco

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