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Tendencias del crecimiento económico de México
Recientemente el INEGI publicó datos del Indicador Global de la Actividad Económica correspondientes al mes de octubre del presente año. Este indicador da seguimiento mensual al comportamiento de los sectores reales de la economía y se elabora con la información a partir de la cual se construye trimestral y anualmente el cálculo de la variación del Producto Interno Bruto.
De este indicador, puede destacarse que desde el mes de junio se presenta una tendencia creciente respecto de los dos meses más pronunciados de caída (abril y mayo). Esta noticia, en principio favorable, se matiza cuando entendemos que, pese a estas mejoras, en octubre el indicador se encuentra casi 5% por debajo del nivel que tuvo el mismo mes de 2019.
De los tres sectores de la economía, únicamente las actividades primarias (relativas al sector de producción agropecuaria del país), han crecido en los últimos meses, encontrándose en octubre 7% por arriba del nivel que alcanzaron el mismo mes del año anterior.
Sin embargo, los otros dos sectores (el secundario, asociado con la actividad industrial y el terciario asociado con la actividad de comercio y servicios), han mostrado un comportamiento sensiblemente deprimido.
El sector secundario se encuentra 3.1% por debajo del nivel que observaba en el mismo mes del año pasado, mientras que el sector terciario se encontró 6.2% debajo del nivel alcanzado en octubre del año pasado.
Como la mayoría de los índices, para efectuar una comparación estadística, se establece un año base que en este caso es 2013, cuyo nivel se iguala a 100 y posteriormente se mide la variación que sobre esa base se tiene cada uno de los meses subsecuentes.
Para dejar claro lo que representan las variaciones porcentuales antes descritas, si la actividad económica al cierre de 2013 valía 100, en abril de este año cayó a aproximadamente 90, en mayo a 87 y después tuvo un primer rebote hacia niveles de 95 en julio; encontrándose actualmente en niveles de alrededor de 105. El nivel de este indicador en octubre de este año es el equivalente del que se tenía en diciembre de 2015, hace 5 años; de ese tamaño es la caída de la economía.
Más allá de la estadística macroeconómica, el efecto que está contracción de la actividad tiene para los hogares ha sido mayúscula. En la última encuesta del INEGI se encontró que 6 de cada 10 hogares sufrió una disminución de sus ingresos; cerca de la mitad de dichos hogares tuvieron que vender bienes o pedir prestado para cubrir sus necesidades mensuales básicas.
El personal ocupado en el “servicios privados” (sin considerar los financieros), tuvo una caída a partir del mes de abril de la cual no ha podido recuperarse; encontrándose 10% por debajo el nivel observado hace un año y sin tener una trayectoria de recuperación en los últimos meses de este año.
Es fundamental dimensionar adecuadamente el impacto económico que ha sufrido nuestro país y entender que la recuperación de esta condición no será, ni rápida, ni por generación espontánea. Requería de una combinación de esfuerzos entre un sector privado orientado a la inversión y políticas públicas claras, que favorecen la expansión de la economía. Deberemos además tener como una prioridad fundamental evitar que, como en crisis anteriores, las empresas se recuperen más rápido, sin que esta recuperación se traduzca en una mejora económica para las familias.