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Tesla en Monterrey: del adiós a las viejas teorías a sus impactos en el T-MEC
La teoría de Vernon (1966) sobre el ciclo de vida de los productos, transformó los conceptos sobre la localización de las firmas en el último tercio del siglo previo. Devendría en una de las teorías económicas más influyentes de la modernidad. Desde Harvard, Vernon le enmendó la plana al modelo de Heckscher-Ohlin –y su versión de la ventaja comparativa para naciones que exportan bienes producidos en el factor en que son abundantes, y que importan en sentido inverso; i.e., en donde son escasos. Aprenderíamos que el comando de los productos innovadores es tan poderoso que transita más allá de su ciclo natural: de introducción, crecimiento, madurez y decline. Trasciende, enseñaba Vernon, a los mercados de trabajo y de bienes mismos. En la etapa temprana de innovación e introducción, el producto se mantiene tras las fronteras de casa de la firma que lo generó. La firma entonces explota su ventaja comparativa, apoderándose de los mercados propios y de exportación. Obtiene así las ganancias extraordinarias del “first mover”, lo que le permite vender a precios altos, crear los empleos y pagar los sueldos superiores de los empleos técnicamente equipados.
Cuando el producto se estandariza –ya en la fase de madurez--, llega el tiempo de trasladar su producción al extranjero, a los países en desarrollo, para de ahí ganar importando productos ahora depreciados. La lógica indicaría que las firmas de los países desarrollados emigran a innovar con nuevos bienes y tecnologías, para concentrarse en la nueva generación productiva. De ahí a la perpetuación del ciclo virtuoso: Continuar atrapando los beneficios de los mercados y empleos de punta, mientras los países tardíos se mantienen manufacturando productos ya comoditizados, con su tiempo de vida útil contado. Luego con empleos mal pagados.
El arribo de Tesla a Nuevo León con sus vehículos eléctricos (VEs) vendrá a ser un punto de inflexión en la teoría del comercio, del trabajo e industria. Terminará de sepultar la teoría de Vernon después de más de medio siglo de prevalencia. Una realidad cambiante ya había sido advertida por otros. Helleiner (1973) notó que las multinacionales (MNCs) movían fases de producción a países de trabajo barato, diferenciando costos e intensidad de factores de producción. El traslado de las fases de ensamble de las industrias del vestido y de semiconductores, dentro de otras, dieron fe de ello en los 60’s y 70’s. En el nuevo siglo Reddy (2000), UNCTAD (2005), dentro de otros, mostraron que las MNCs estaban trasladando operaciones de investigación y desarrollo al extranjero. Pero la réplica señalaba que lo que se trasladaba eran fases periféricas de I&D, en tanto lo central se mantenía en casa. Klier & Rubenstein (2009-2020) mostraron esto para la industria automotriz (IA).
Con el movimiento de Tesla se signará un cambio de era.
Tesla trae a Monterrey un producto apenas en su fase introductoria de su ciclo de vida. A 2022 la producción global de VEs alcanzó 9.5 millones (15% Teslas), alrededor del 10% del total global. Más aún, Tesla representa un cambio de trayectoria en la historia de la industria y el trabajo y ese cambio lo está trasladando a un país emergente como México para protagonizarlo desde ahí. Esto es, la transición hacia un nuevo paradigma tecnológico, laboral y energético, signado por la electromovilidad, llamada a desplazar la vieja industria de la triada motor de combustión interna/base petróleo/trabajo comoditizado.
Subrayemos, la quinta “Mega-fábrica de Musk creará un estimado de 35 mil empleos entre la armadora y sus proveedores directos, para producir un estimado de 1 millón de Teslas de nueva generación en la era de la electromovilidad.
De ahí que en el trance de implicaciones la sacudida llegará a las oficinas de líderes y autoridades globales, de Estados Unidos para empezar. Lo inmediato por digerir: Pierde piso la idea de que, si bien podrían continuar emigrando a México empleos e inversiones en la IA tradicional, la fuga será compensada por la acción de crear, atraer y aumentar empleos e inversiones en las industrias de los nuevos paradigmas tecnológicos y laborales. Lo urgente por procesar: Con Tesla México se incrementará el riesgo de desterritorialización de la IA estadounidense ya advertido por Covarrubias (2020-2022). En este punto Tesla deberá leerse como la culminación de la zaga que inició Ford para producir el Mustang Mach-E en Cuatitlán y su Centro Global de Tecnología y Negocios (GTBC) en Naucalpan –el centro más grande de ingeniería de América Latina, con cuatro mil empleos calificados. A los que se suman los aproximadamente mil millones de USD que invirtieron en años previos GM y BMW en líneas de electromovilidad, en Ramos Arizpe y San Luis Potosí, respectivamente. Lo más consecuencial por descifrar: ¿Qué no es que las nuevas reglas de origen del T-MEC, de contenido laboral y de arreglos laborales vendrían a detener la fuga de empleos e inversiones a México?
Por eso resonarán con más fuerza las palabras de Terry Dittes, Vicepresidente de UAW, en ocasión del anunció de GM para invertir en electromovilidad en México: “(it is a) slap in the face to the union members and U.S. taxpayers.” (Es una bofetada en la cara de los trabajadores sindicalizados y los contribuyentes de Estados Unidos).
En suma, la decisión de Musk de venir a México, deberá advertir que los mundos productivo y laboral están pasando a responder a nuevas reglas socio-técnicas. (Farewell to Vernon) En un mundo donde las transiciones que determinan la evolución son más poderosas que nada imaginado antes.