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Un año de la guerra en Ucrania
“Nunca hubo guerra buena ni paz mala.”
Benjamín Franklin
Se cumple un año de la guerra en Ucrania y francamente, no creo que para los muertos, los huérfanos, los desvalidos y los perturbados, haya diferencia si la destrucción se ha hecho en el nombre del totalitarismo o en el nombre de la democracia.
Los muertos pesan igual y hasta el momento van 200,000 soldados rusos, 100,000 ucranianos y 7,000 civiles. A lo que habrá que sumarle los 8 millones de refugiados que han tenido que dejar su país para tal vez no volver, y los 71 millones de personas en el mundo que han conocido el hambre debido a esta guerra.
Al final, las bombas del conflicto han caído sobre más vidas que concreto y esto último aun sin quererlo, nos ha dado una lección globalizada. Porque la tragedia que comenzó hace una año no tiene fronteras, el dolor que ha detonado no tiene límites, y las pérdidas ocasionadas no tienen ideologías. Sin embargo, la guerra sigue y al parecer seguirá por mucho tiempo.
Las últimas declaraciones de Jens Stoltenberg, el jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), preocupan y señalan un panorama poco alentador. Porque de acuerdo con su punto de vista, ”el presidente Putin quiere una Europa diferente, quiere una Europa donde pueda controlar vecinos, en la que decida aquello que los países pueden hacer.” Mientras que el presidente Zelenski pide en un discurso en el Festival de cine en Berlín “combatir el muro que Rusia quiere construir en Ucrania”. A la vez que Putin insiste en que su intención es “poner fin a una guerra que se libra en el este de ese país desde hace muchos años” y que lo único que quiere es proteger a la población rusoparlante.
Como se puede ver, son muchas las ganas de tener la razón. Por eso cada quién tiene su versión y aunque “sus verdades” puedan parecer distantes, lo que las une es el interés por la guerra y el desinterés por la paz. Especialmente cuando el primer aniversario de esta última marca el inicio de una nueva etapa, y el presidente de EE.UU. viajará a Europa esta semana pare reunirse con el presidente de Polonia y los Nueve de Bucarest, el grupo de aliados del flanco oriental de la OTAN, para comunicaciones estratégicas.
Del lado ruso, las últimas declaraciones también apuntan a que para lograr la paz habrá que recorrer un largo y sinuoso camino. El ex mandatario y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, ha advertido que la derrota de una potencia nuclear provocaría el estallido de un conflicto atómico. Mientras que en la misma línea, Dmitri Peskov, el vocero del Kremlin declaró que si Occidente dota de armas más potentes a Kiev, “estará llevando el conflicto a un nivel completamente nuevo y que no será un buen augurio desde el punto de vista de la seguridad global y paneuropea.”
Por lo que se puede decir que si no se establece pronto un final para la guerra, lo único que será seguro, es que esta establecerá un fin para la humanidad tal y como la conocemos, y que los daños irán más allá de la mañanera global en la que nos encontramos.
El último en salir, apague la luz.
Twitter: @StephanieHenaro