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Opinión

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Una oportunidad para ser mejores, también en las inversiones

Distintas encuestas arrojan que, a partir de la pandemia, más personas tienen interés en hacer un mundo mejor. Al parecer, la crisis sanitaria nos ha sensibilizado. El interés transformador se advierte también en los inversionistas.  

Con información del banco UBS, el Investor Watch nos dice que en este momento los inversionistas se muestran interesados en actividades más trascendentales como la búsqueda de significado, el sentido de propósito y el deseo de contribuir más con el mundo que los rodea. Ocho de cada diez señalan que la Covid-19 los llevó a replantearse qué es lo más importante. Esto ha dado paso a una nueva mentalidad que implica que 68 de cada 100 quieren marcar más la diferencia y quieren encontrarle más propósito a su vida. Más de la mitad señalan que se han vuelto más religiosos o espirituales.

Un dato muy interesante es que 82 de cada 100 señalan que la pandemia les hizo ver que la vida es corta. Y por ello, más de la mitad de los inversionistas en todo el mundo expresa su interés en recuperar el tiempo perdido y hacer aquellas cosas que más echó de menos en este tiempo de aislamiento.

Nada menos que un 90% afirma que la pandemia les hizo querer alinear sus inversiones con sus valores. Seis de cada 10 inversionistas, principalmente los asiáticos, están más interesados en la inversión sostenible que antes de la pandemia.

Al respecto, un inversionista de Singapur decía: “La Covid-19 reveló que mucha gente necesita ayuda y apoyo. Y me siento feliz dando.” En México, una inversionista expresaba: “La inversión sostenible ya no es una tendencia, se está convirtiendo en algo fundamental.”

Esta encuesta nos dice que la mitad de los inversionistas planean gastar incluso más que antes de la pandemia. Otro de los hallazgos que me pareció muy interesante es que la pandemia cambió más la mentalidad de los inversionistas más jóvenes que la de los mayores. Por ejemplo, cerca del 80% de los más jóvenes quieren marcar la diferencia en el mundo, frente a solo la mitad de los mayores de 50 años. Son los menores de 50 quienes más nos dicen que este periodo los ha hecho sentir más religiosos o espirituales.

Otro tema que también me sorprendió es que son las mujeres quienes registran los mayores efectos en cuanto a introspección, respecto a la radicalidad de la transformación; son quienes más cambios registran en la manera de pensar y más exponen que la pandemia las llevó a replantearse qué es lo más importante para ellas.

Y también me parece comprensible, porque son ellas quienes más han padecido los efectos de la crisis sanitaria: porque perdieron trabajos; o ellas renunciaron para cuidar hijos o personas mayores; porque los sectores económicos donde más mujeres se encontraban trabajando, como el turismo, fueron los más afectados, incluso por el aumento de violencia doméstica que, sabemos, también creció en este periodo.

Ahora que hay esta ilusión de un mundo mejor, hay que encontrar la manera de que el deseo de ser mejores no se agote en un sentimiento inicial que se desvanezca tan pronto la vida vuelva a un ritmo más regular. Ya quedó clara la necesidad. No esperemos a otra catástrofe de esta magnitud para llevar a cabo las transformaciones que se necesitan y de las que ahora estamos más sensibilizados y somos más conscientes.

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Consultor de Comunicación, Asuntos Públicos y Estrategia Política.

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