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Venezuela no se suicidó, la mataron
Pensar que en las elecciones de ayer los venezolanos eligieron la continuidad de un proyecto que los tiene sumergidos en la miseria, es el equivalente a un suicidio. Pero eso no es lo que pasó, a Venezuela la mataron.
La mataron las ya probadas tácticas de coacción, supresión del voto y confusión del gobierno de Nicolás Maduro, combinadas con la limitada capacidad de la oposición para monitorear la votación.
Lo que confirma que los dictadores llegan por la democracia pero no se van por la democracia, porque la aniquilan.
Era demasiado bello pensar que cuando las encuestas de salida marcaban que Edmundo González aventajaba con un 67% de los votos y que Maduro tenía tan sólo un 30%, que reconocería su derrota y que dejaría a Venezuela viva.
Pero aun así, con todo y su crimen consumado y un conteo que lo declara vencedor con un 51% de los votos sobre el 44% de Gonzáles, Nicolás Maduro seguirá arrastrando a los venezolanos todos los días a su derrota contra la realidad, que los condena a vivir con una inflación del 193%, un éxodo de 7.7 millones que se traduce en familias desmembradas, y un 20% de sus niños sumergidos en la desnutrición.
Elegir la continuidad de esto después de 25 años, sería un suicidio. Por eso es importante atender la última declaración de González en la que denuncia que “se violaron todas las normas en esta elección, al punto de que no han sido entregadas la mayoría de las actas”.
El poder electoral está controlado por el chavismo y la oposición no tuvo acceso al conteo de votos.
En Venezuela hay dos tipos de recuento de votos: un conteo digital que recibe el organismo electoral del país —que dirige un aliado de Maduro, y un recuento en papel que imprime cada máquina de votación en los centros de votación.
El recuento en papel suele ser la forma en que los ciudadanos pueden verificar que el conteo digital es correcto. Pero este año, en algunos centros de votación clave, los funcionarios electorales se negaron a entregar los recuentos en papel a los observadores electorales. Con los escasos recuentos en papel, el país no tiene manera de verificar el resultado anunciado por el partido gobernante.
Siendo francos, solamente así puedo haber “ganado” Nicolás Maduro.
Por eso es que Estados Unidos, la UE, España, Chile y Colombia piden que se verifiquen los resultados en Venezuela. Porque como bien lo dice el izquierdista Gabriel Boric en Chile “el régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer”.
Esta vez el dictador nacido en Colombia que dice que habla con el espíritu de Hugo Chávez convertido en pájaro, no la tendrá tan fácil, y aquí es donde además por lo visto entra un componente geopolítico.
La división global se encarna en Venezuela y cada quien elige el lado del que quiere aparecer en la historia.
De hecho, Maduro, también hizo lo propio denunció una “operación de intervención en contra del proceso electoral” por parte de un grupo de gobiernos y poderes extranjeros entre los que señala a los de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y República Dominicana.
Usa la geopolítica para generar panaronia, pero ni con eso su victoria resulta creíble.
Venezuela no se suicidó, la mataron.
El último en salir, apague la luz.
X: @StephanieHenaro