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Opinión

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Difícil tarea para el secretario de Hacienda

El próximo viernes, la SHCP entregará el paquete económico 2025 a la Cámara de Diputados para su aprobación, y será clave para entender el rumbo de la nueva administración. 

Aunque este presupuesto es “en conjunto” de ambas administraciones —antes lo elaboraba el gobierno saliente, pero ahora, por los cambios en las fechas de transición, lo presentará el nuevo gobierno, aunque con el mismo secretario de Hacienda— el contenido reflejará las prioridades de este gobierno. Las promesas son fáciles de hacer, pero sin presupuesto no son más que buenas intenciones.

He comentado en este espacio que AMLO le dejó una verdadera camisa de 11 varas a este gobierno. El déficit fiscal —medido en su definición más amplia del RFSP— será de 6% del PIB este año. Mantener un déficit de este tamaño es insostenible; continuar con este ritmo de gasto nos llevaría a una crisis fiscal a mediano plazo. Aunque el gobierno ha insinuado que se reducirán los RFSP en aproximadamente 3 puntos del PIB, no queda claro de dónde podrán recortar, ni si las promesas serán creíbles para los mercados.

Para los ingresos, será fundamental entender los supuestos de las proyecciones. Es común que los gobiernos mexicanos, antes y después de la 4T, inflen estas cifras mediante diversos mecanismos. Los principales incluyen sobreestimaciones en el crecimiento del PIB para 2025, la plataforma de producción petrolera y el precio de la mezcla mexicana. Aunque es difícil engañar a los analistas, los gobiernos siguen intentándolo. En el último informe de la SHCP al Congreso al tercer trimestre de 2024, se estima que los ingresos totales representen 21.3% del PIB, con 14.4% de ingresos tributarios y aproximadamente 6.9% de ingresos petroleros y no tributarios combinados. Esperar una cifra distinta sin una reforma fiscal profunda sería ilusorio y vender espejos que nadie va a comprar.

En los grandes rubros de gasto, el panorama tampoco pinta bien. Las pensiones representarán alrededor de 6% del PIB y un poco más de una cuarta parte de los ingresos. El servicio de la deuda seguirá siendo alto, y el supuesto de la tasa de fondeo será clave, ya que una proyección optimista podría subestimar este costo. Los últimos datos de inflación en EU y México sugieren que la reducción de tasas de interés podría ser más lenta de lo previsto. Además, el secretario ya afirmó que no habrá recortes en los programas sociales, e incluso podrían aumentar por las restricciones plasmadas en la CPEUM. Aunque se afirme que los proyectos insignia del gobierno pasado concluyeron, aún faltan inversiones cuantiosas en Dos Bocas, como infraestructura para sacar la gasolina, y en el Tren Maya.

Finalmente, la SHCP deberá jugar con otra restricción. La economía ya está en un proceso de desaceleración, y un recorte al gasto público de esta magnitud podría hundirnos en una recesión. Si las perspectivas de crecimiento para el próximo año no eran las mejores, la aprobación de la reforma judicial y la victoria de Trump presagian tiempos difíciles. Un recorte de 3% es enorme, similar a la “motosierra” de Milei.

Con estas restricciones, el secretario de Hacienda deberá presentar un presupuesto que reduzca el déficit sin provocar una recesión. Además, debe mantener los compromisos políticos de Morena, que los llevó a la aplastante victoria, y atender las obligaciones del Estado en salud y educación. A esto se suma la probable presión de Trump y su equipo en cuanto a inversión en seguridad y migración. Difícil tarea para el secretario de Hacienda.

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