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Mantener la disciplina en las inversiones
Una de las cosas más difíciles al invertir es tener la capacidad de mantener la disciplina. Esto tiene que ver con muchas cosas, entre ellas la naturaleza humana. El miedo que sentimos cuando los mercados van mal y la euforia que sentimos cuando los vientos soplan a nuestro favor.
La realidad es que la mayoría de los inversionistas buscan el rendimiento y reaccionan emocionalmente a los distintos estados de ánimo del mercado. Algunos, además, incurren en costos mucho más elevados de los que deberían pagar, porque invierten en productos muy caros, comercializados por vendedores glorificados que se llaman a sí mismos “asesores”. A lo largo de los años, he visto personas, con buenas intenciones, cometer errores catastróficos porque no siguieron, con disciplina, su propio plan.
Esto no sólo pasa con individuos sino incluso con profesionales. Hay asesores de inversión, especialistas, que afirman tener una estrategia disciplinada, sólo para añadir que “se adapta a las distintas condiciones del mercado”. Los prospectos de información de muchos fondos de inversión en México, así como las hojas de información de varios portafolios manejados por especialistas certificados en estrategias de inversión, tienen leyendas similares. Son lagunas que se dejan intencionalmente para justificar cualquier cambio que se les ocurra y evitar cualquier posibilidad de acción legal.
Desde luego, para poder mantener la disciplina es importante tener un plan: una sólida estrategia de inversión, que esté bien diseñada, cimentada por nuestra filosofía de inversión (que a su vez debe estar basada en conocimiento y comprensión de la manera como funcionan los mercados financieros).
Debo confesar que hace muchos años, cuando no existían instrumentos de inversión de bajo costo en México, la única alternativa para construir mi portafolio eran los fondos. En ese entonces, prefería los activos a los pasivos, ya que las comisiones de gestión son bastante similares y había varios fondos que en plazos de tres a cinco años, habían superado el rendimiento del IPyC de la Bolsa Mexicana de Valores (no existían aún los que invertían en valores extranjeros). Recuerdo haber estudiado las estadísticas de todos los fondos de inversión del mercado para encontrarlos.
No tardé en darme cuenta que esos mismos fondos, en los años subsecuentes, tuvieron un desempeño muy inferior al del mercado. Su éxito pasado no fue tanto el resultado de una mejor gestión, sino más bien producto de la suerte.
También recuerdo que durante un tiempo, cuando se creó la primera casa de bolsa en línea que permitía inversiones a partir de 10,000 pesos, empecé a comprar acciones en directo. Conseguía reportes de análisis de diferentes casas de bolsa y concentraba mi cartera en las empresas que más recomendaban, con los precios objetivos más altos. Otra estrategia equivocada. De hecho, dos empresas en particular que las casas de bolsa principales tenían como compra, con mayor rendimiento potencial, tuvieron severos problemas financieros durante la crisis financiera del 2008. Una de ellas terminó en la bancarrota.
Había también empresas que en unos casos tenían recomendación de compra fuerte, y en otros de venta. Los análisis eran diametralmente opuestos, en ambos casos hechos por expertos que se dedicaban a ese sector de tiempo completo.
En fin, todo esto lo cuento porque sé de primera mano lo difícil que es mantener disciplina en las inversiones, aún cuando uno piensa que tiene una filosofía clara (no la tenía) y una buena estrategia (tampoco).
Afortunadamente aprendí de mis errores. Continué en un camino de adquirir conocimiento financiero y al igual que Rick Ferri (de quien hablé en mi columna anterior), tuve mi propia epifanía. Entendí también que una filosofía de inversión pasiva y de bajo costo me acercaría a mis objetivos financieros. A partir de esos principios fundamentales, elaboré una estrategia de inversión que me ha servido bien, en todos los momentos del mercado. Sí he experimentado fuertes bajas, porque como he explicado muchas veces, eso es parte de los mercados financieros. Pero he tenido una visión de largo plazo y eso me ha hecho mantenerme firme.
Hoy no me pongo nervioso cuando las cosas van mal. Así funcionan. De hecho, aprovecho los periodos de baja para añadir a mi portafolio si tengo oportunidad de hacerlo: es como comprar cuando todo está en oferta, en épocas de grandes rebajas. Pero siempre manteniendo mi estrategia de asignación de activos. No cambio nunca las ponderaciones.
Es fácil leer sobre la disciplina en inversiones. Es como cuando un médico nos dice que para tener buena salud, debemos hacer ejercicio, tener una alimentación balanceada y dormir lo suficiente. Suena fácil, pero en la vida real, no es tan fácil de seguir.