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Opinión

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Mucho ruido y pocas nueces en el Ceo Forum

La reunión de la presidenta y su equipo económico con empresarios y CEO de México y EU marca un cambio en la relación con el sector privado; su antecesor nunca tuvo una reunión similar. Sin embargo, aún está lejos de cambiar la narrativa y la aversión al riesgo que están frenando un gran número de inversiones en el país.  

Las inversiones anunciadas por 20,000 millones de dólares son importantes, pero no todas son nuevas y muchas enfrentan grandes desafíos. La terminal de LNG de Saguaro Energía en Sonora, anunciada en mayo de 2023, como ha señalado Carlos Puig, enfrenta serias objeciones ambientales y ofrece poco valor agregado, con solo 200-300 empleos permanentes. Además, se construye aquí porque en EU proyectos similares fueron prohibidos. El proyecto de AWS, anunciado en febrero de 2024, es significativo por sus externalidades, pero enfrenta problemas graves de acceso a energía que complican su implementación. El proyecto de Woodside Energy con Pemex en el campo Trión, también anunciado en 2023, depende de la frágil capacidad financiera de Pemex y la incertidumbre energética en México. Por otro lado, el proyecto de Royal Caribbean en Mahahual es nuevo y aprovecha el auge turístico en Quintana Roo, lo que representa una inversión más reciente y enfocada en el turismo.

Aunque el anuncio es positivo y ojalá haya muchos más, la clave está en que no se ha logrado revertir la narrativa sobre México. Si hace un año se decía que México sería el próximo Corea gracias al nearshoring, en el anuncio de ayer, esa historia no se mencionó. Los esfuerzos, valiosos y encomiables, del nuevo gobierno no han logrado cambiar el sentimiento que tiene detenida la inversión. La razón es sencilla: no se están atendiendo los grandes cuellos de botella. Hay que celebrar la creación de la ventanilla única y la reducción y digitalización de trámites para inversiones, pero eso no es suficiente.

Para empezar, se debe atender el principal cuello de botella para nuevas inversiones, que es la falta de energía en México, resultado del déficit en inversión en generación, transmisión y distribución de los últimos seis años. Aunque se dedicó una sección a esta problemática, solo se celebraron los “grandes logros” del último gobierno, lo cual no soluciona el problema.

Hay algunas acciones o anuncios que podrían ayudar de inmediato. Primero, anunciar el regreso de las subastas a largo plazo, que no están en contra de la nueva reforma aprobada de industrias estratégicas. Además, una vez se defina la situación de la CRE, sería fundamental otorgar permisos de generación a nuevos proyectos renovables a escala utility. También es crucial publicar las disposiciones administrativas de carácter general de almacenamiento y crear incentivos reales para inversiones en sistemas de almacenamiento, que están revolucionando la generación y consumo de energía a nivel global. Finalmente, sería útil empujar la legislación para aumentar el umbral de generadores exentos y clarificar las reglas de net metering hacia adelante.

De la mano con estas acciones concretas, sería valioso anunciar nuevas inversiones privadas significativas en generación —y explicitar las famosas “reglas claras” para privados— e inversiones públicas en transmisión y distribución. No solo mencionarlas, sino hacerlas.

No hay nada que hacer contra la reforma al poder judicial y la inminente desaparición de los órganos autónomos, son hechos consumados. Pero sí hay cosas que podrían ayudar; estas ideas en energía son solo algunas de ellas.

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