Violencia digital

Hubieron de aparecer frente a mí dos imágenes distintas, pero similares, sobre las que un tuitero de X se preguntaba si eran diferentes en cuanto a su nivel de violencia machista, para que surgieran las dudas que aquí les expondré. Déjenme comenzar por describir las imágenes: en la primera, la senadora Andrea Chavez aparece, modificada burdamente con inteligencia artificial, con una paleta en la mano y las piernas abiertas, mostrando su ropa interior. El monero Antonio Garci la difundió acompañada de una frase grotesca: “La cenadota de Morena”. En la otra imagen, ésta dibujada por el monero Rapé, vemos una representación de la ministra presidenta Norma Piña apoyada en el piso sobre sus rodillas y manos, para que su espalda sirva como mesa, en la que Alito se come un festín. Dice la imagen de Piña en un globo de diálogo: “Los invito a actuar con integridad y convicción”.

La senadora Chávez denunció al Monero Garci por violar la ley Olimpia, que en su parte relevante para este asunto dice: “Violencia digital es toda acción dolosa realizada mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación, por la que se exponga, distribuya, difunda, exhiba, transmita, comercialice, oferte, intercambie o comparta imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido íntimo sexual de una persona sin su consentimiento, sin su aprobación o sin su autorización y que le cause daño psicológico, emocional, en cualquier ámbito de su vida privada o en su imagen propia”. ¿Divulgar una imagen alterada mediante inteligencia artificial como la que describí, es difundir contenido íntimo sexual? Según la Secretaría de las Mujeres de Ciudad de México el contenido íntimo sexual se produce así: “Cámaras ocultas en baños o vestidores de mujeres, personas que sostienen relaciones sexuales y graban los encuentros con sus celulares sin que lo sepan sus parejas, cuando se graba o fotografía a alguien desnudo/a o con poca ropa mientras duerme, o cuando se encuentra inconsciente por el efecto de alguna sustancia, o mientras se baña, grabaciones o fotografías por debajo de las faldas en la vía pública o transporte público”. Puedo estar equivocado, pero visto a la letra, dudo que la denuncia prospere. A monero Rapé no lo denunció nadie. ¿Son distintas las imágenes en su sentido? No, son la misma bosta. Pero el tema no solo es legal.

¿Debe amparar la libertad de expresión este tipo de «crítica política»? Tanto Rapé como Garci, en las imágenes a las que me refiero, son misóginos, obscenos, machos, violentos, un asco. ¿Van demasiado lejos sus expresiones? ¿Deberíamos castigar su conducta? Me parece que, siempre que no violen lo establecido en la ley Olimpia y otras que limitan la expresión, son libres de expresarse con toda la vulgaridad que salga de su macho plumín. No me parece que las expresiones aquí descritas deban ser censuradas por la ley. La libertad de expresión es especialmente valiosa para defender las demás libertades, por eso merece una protección fuerte. Somos las personas quienes debemos decidir qué principios rigen nuestra relación expresiva con las demás. ¿Quieres ser un macho violento en tu uso de la lengua? Me parece despreciable, pero no creo que deba haber ley que te lo impida. En cambio, como decía, la difusión de contenido sexual íntimo no debe ser protegida por la libertad de expresión y quienes cometen ese delito deben ser castigados. Por supuesto, si no hubiera ofensas, no necesitaríamos preguntarnos si ese discurso debería estar protegido por la libertad de expresión, pero las hay y quien debe regularlas es quien las expresa. Enrique Camacho y yo hablamos de casos similares en este libro sobre discriminación publicado por la UNAM, que usted puede descargar gratuitamente en este link: Pantomima de la igualdad

X: @munozoliveira