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Opinión

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América Latina y sus abismos sociales

Acaba de publicarse el Informe Anual CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, en donde se revelan datos muy importantes sobre la economía y sociedad de América Latina.

El presidente ejecutivo del CAF, Sergio Diaz Granados, señaló en la presentación que hizo en la reunión del Directorio de CAF, realizada en Montevideo, lo siguiente: “América Latina y el Caribe es desde hace décadas una de las regiones más desiguales del mundo (…) a pesar de los progresos de los últimos 20 años, no han bastado para deshacer las raíces profundas que tiene la desigualdad en nuestra región. Las disparidades se extienden también a las oportunidades educativas y laborales a las que acceden los latinoamericanos”.

Algunos de los datos presentados son, entre otros, los siguientes: 50% de la población más pobre de América Latina solo participa con 10% de los ingresos y 1% de la riqueza. En el polo opuesto, 10% de la población total se lleva 55% de los ingresos y 77% de la riqueza. La disparidad es notable y explica el subdesarrollo, esa devastación de los deseos humanos, de la fantasía y de la productividad.

Un ejemplo dramático ofrecido en el informe es que solo 13% de los hijos de padres con bajos ingresos podrán lograr la realización de una carrera universitaria. Una limitación de oportunidades que produce frustración.

Este escenario genera violencia, desesperación, un vacío sin fondo y la mentira sin remedio.

Hay países en otras regiones del mundo que han superado los niveles de subdesarrollo y constituyen ejemplos de que sí se puede. El más notable es Corea del Sur que se constituyó en la estrella de la postguerra. Este país, sin petróleo y con pocos recursos, naturales pasó de ser pobre hace 50 años a otro con buen ingreso, poder industrial, alto nivel de exportaciones y convertido en acreedor internacional.

La clave del éxito de Corea del Sur ha sido: 1) Un alto nivel de inversión pública y privada nacional y extranjera, de 30% de su PIB, de los más altos del mundo; 2) políticas de desarrollo productivo insertadas en la globalización, a través de las redes mundiales de suministro; 3) una ambiciosa política educativa que eliminó el analfabetismo y elevó el nivel de conocimiento tecnológico, que permitió llevar adelante la revolución digital y 4) una eficiente política regulatoria gubernamental.

Mundialmente ha existido en los últimos 20 años un deterioro de las políticas de desarrollo social, a excepción de los países escandinavos, cuyo éxito radica en que combinan una economía de mercado en la actividad económica y una eficiente función redistributiva estatal, que incluye seguro al desempleo, amplios servicios de salud y seguridad social, educación gratuita para todos.

En los países en desarrollo, las políticas sociales han tenido grandes limitaciones de financiamiento que hacen muy precarios los servicios.

La prioridad es el capital humano. Un estudio del Banco Mundial sobre 192 países concluye que solo 16% del crecimiento económico se puede atribuir al capital físico (maquinarias, edificios e infraestructura), 20% viene del capital natural y 64% se atribuye al capital humano y social.

Los países exitosos económicamente como son los llamados tigres asiáticos (Corea del Sur, Taiwán y Singapur) y Japón lo demuestran al canalizar inversiones crecientes en capital humano.

Mundialmente ha existido en los últimos 20 años un deterioro de las políticas de desarrollo social, a excepción de los países escandinavos, cuyo éxito radica en que combinan una economía de mercado en la actividad económica y una eficiente función redistributiva estatal

smota@eleconomista.mx

Escritor y licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1984 a 1990 fue embajador de México ante el Reino de Dinamarca, donde se le condecoró con la orden Dannebrog.

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