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Opinión

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Marzo 2022, el mes más violento en lo que va del año ¿Qué nos dice esto? 

La estrategia de seguridad para contener la criminalidad no da resultados. Las últimas cifras registradas por el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública son claras y evidencian una falta de contención de la incidencia delictiva en algunos estados del país. Nuevamente un aumento en la tasa de homicidios dolosos se refleja, donde la violencia es recurrente y no logra, a pesar de la presencia de la Guardia Nacional y el despliegue militar contener a los grupos criminales y disminuir los focos de violencia local ¿qué es lo que sucede? Desde hace tres años, la ruta por la cuál el gobierno actual decidió promover en el discurso el hacer las cosas distintas en materia de seguridad, resultó ser lo mismo. Repetir la receta de gobiernos anteriores, echando mano de las fuerzas federales en efecto, no ha logrado establecer sensaciones de paz y seguridad en algunos territorios del país. Por si esto no fuera suficiente, el desmontar la estructura de la Policía Federal, para robustecer las filas de una Guardia Nacional con un corte militar, más allá de toda discusión, no ha podido dar resultados a casi 4 años de gestión.

En el país, uno de los puntos críticos que no se logra reconocer más allá de los discursos en los cuáles la estrategia de seguridad aparentemente se concentra que son el combate a la corrupción y atacar las “causas de la violencia” mismas que no se logran definir con exactitud, encubren en realidad una falta de compresión en torno al fenómeno que la violencia que opera en todos los frentes: violencia contra las mujeres, robo en todas sus expresiones, extorsiones, narcotráfico;,trata de personas, ejecuciones, entre otros delitos que evidencian la realidad cotidiana de inseguridad generalizada que se vive en algunos estados, más allá de la presencia de células delictivas que se disputan el territorio y que son las culpables de la inseguridad. Nuestra realidad es crítica. El número de homicidios mensual que se registra en ese mes de marzo es preocupante, no solo por el aumento de homicidios del mes de marzo, sino por las implicaciones que esto conlleva.

Más inseguridad, implica mayores condiciones de inestabilidad social, fuga de inversiones, debilitamiento en las políticas públicas y una corrosión en los sistemas de impartición de justicia. Actualmente, con la poca atención que se ha impuesto al sistema penitenciario y a la reorganización de labores policiales, los ministerios públicos se encuentran rebasados. Este tema no es menor. Si canalizamos esta experiencia a la realidad cotidiana que se vive en algunos estados del país, el mes de marzo fue el mes más violento de este año registrando un incremento del 17.5% con respecto al mes anterior.

Esto implica que nuestra sumatoria es de 2,657 asesinatos de conformidad a reportes del Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana -396 homicidios más que el mes de febrero-, lo cual implica que a diario mueren alrededor de 80 personas -contemplando homicidios y feminicidios-, aunque el día más complejo durante este 2022, registró 92 homicidios. En este mismo registro, se contabilizaron 73 feminicidios. Los estados que encabezan esta realidad son: Zacatecas, Michoacán, Estado de México, Guanajuato, Baja California, Jalisco y Sonora, los cuáles según información oficial, concentran el 50% de los homicidios del país. Lo complejo es que marzo al mismo tiempo, se convierte en el mes menos violento desde que inició este sexenio, lo cual tampoco es de celebrar, ya que el aumento de homicidios justo tuvo un repunte considerable entre 2019 a 2021, con los siguientes registros enero a marzo: 2019 (8,557), 2020 (8,811), 2021 (8,417), y 2022 (7,354).

Si las mediciones para evaluar la estrategia de seguridad, se cotejan con los números más altos de homicidios que se registraron en este gobierno, no tiene ningún sentido evaluar el proceso como positivo ya que estaríamos engañándonos, para saber cómo realmente vamos, habría que   cotejarlo con la cifra más baja de incidencia delictiva en su recuento histórico, -e incluso si pudiéramos ser más exigentes con otros países de América Latina-, ahí si pudiéramos tener un diagnóstico más sensato de dónde nos encontramos y hacia dónde vamos… Tampoco es de celebrar que la disminución de feminicidios según los datos oficiales haya reflejado una disminución del 34.7% con respecto al máximo histórico que se presentó en 2021. Marzo arrojó 73 casos de feminicidio ¿qué tiene de positivo esto? Nada nuevo bajo el sol, salvo una descomposición paulatina de la seguridad en algunos espacios del país, pero en donde las medidas institucionales para evitarlo, en muchos casos están ausentes…

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