Lectura 4:00 min
Sin sorpresas: México retrocede en la captación de impuestos tributarios
A finales del año pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó un reporte denominado Revenue Statistics 2022: The impact of Covid-19 on OECD tax revenues. Previo a realizar un análisis detallado del documento, parecía lógico asumir que los efectos del cierre de actividades económicas en 2020 por la pandemia, seguirían afectado el desempeño de los ingresos tributarios de los países miembros durante 2021.
Al parecer, el paquete de medidas fiscales implementadas para la recuperación, entre otras variables, coadyuvó a la mejora de las economías, así como a la recaudación de impuestos en 2021. Por ejemplo, en la mayoría de los países miembros de la OCDE, se registró un aumento de la recaudación por impuestos (en 24 de las 36 naciones). De este modo, los ingresos tributarios promedio en dichos países durante 2021, representaron 34.1% del PIB, mientras que un año atrás el promedio había sido de 33.6 por ciento. Como es costumbre, el país que registró la menor proporción fue México, con un 16.7% del PIB, en tanto que Dinamarca reportó un 46.9% del PIB, siendo el país con la mayor recaudación.
Cabe señalar que el aumento más significativo respecto al 2020 se observó en Noruega (3.4 puntos porcentuales), seguido de Chile (2.8 puntos porcentuales), mientras que los países con las mayores pérdidas fueron Hungría, Canadá, Islandia, Turquía y México. En el caso de nuestro país, la reducción se dio prácticamente en todos los impuestos, a excepción del Impuesto al Valor Agregado (IVA), que tuvo un ligero aumento de 0.1 por ciento.
En este sentido, resulta interesante analizar qué medidas implementaron los países que lograron aumentar sus ingresos tributarios a pesar de la complicada situación ocasionada por la pandemia. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Noruega, por ejemplo, aprobó distintas acciones encaminadas a fortalecer sectores estratégicos de la economía, mismas que implicaron un gasto estimado en 4.4% del PIB. Entre el cúmulo de medidas se ubicó una disminución de la tasa reducida del IVA de 12% a 6% y un subsidio a las empresas para recontratar a trabajadores que fueron despedidos temporalmente. Por su parte, Chile adoptó un paquete extenso de medidas fiscales equivalente a 4.7% del PIB, el cual tuvo varios objetivos, siendo algunos de los principales el contrarrestar el desempleo y generar liquidez para las empresas.
En comparación, las medidas que México adoptó fueron menores y no se evaluaron, ajustaron o incrementaron según los resultados observados. Los datos del FMI muestran que algunas de éstas fueron tan generales como: 1) acelerar procesos de contratación y reembolsos del IVA; 2) asegurar que la Secretaría de Salud tuviera los recursos suficientes para facilitar la compra de equipo médico y materiales; 3) eficientar contrataciones de gasto público para asegurar su completa ejecución; 4) otorgar préstamos a empresas y trabajadores; entre otros. Sumando, incluso programas que ya operaban previamente (adelantos de pagos de programas de adultos mayores y personas con algún tipo de discapacidad), el gasto total de las medidas no rebasó el 0.7% del PIB durante el 2020.
Un dato interesante es que la mayoría de los países supieron retirar los apoyos (principalmente a hogares y negocios) cuando se hizo palpable que sus economías retomaban un ritmo de crecimiento adecuado y el desempleo se ubicó en niveles previos a la pandemia. En este sentido, las renuncias recaudatorias fueron únicamente temporales, pues desde el inicio se tuvo claro que éstas atenderían una coyuntura específica.
En el caso de México los resultados no sorprendieron. Desde el inicio de la pandemia surgieron diversas voces que señalaron que las acciones implementadas eran insuficientes, que no atendían a un diagnóstico profundo del problema, que no se escuchó a los expertos, ni tampoco se miró a ver lo que hacía el resto del mundo. Estas decisiones, como muchas otras en este sexenio, se centralizaron en la figura presidencial y se vieron afectadas por un peso político e ideológico. Los datos aquí presentados dan muestra de que la política pública bien planeada y diseñada da resultados. Es una lástima que en México esa receta esté subvalorada.