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Arte e Ideas

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Abandonados, los derechos sexuales de las personas con discapacidad

La educación sexual suele ser asunto de por sí descuidado, pero se agrava en la población con discapacidad y el GEISHAD trabaja para que eso cambie.

Piense en esta situación: usted tiene 30 años de edad y es un adulto con todas sus facultades intelectuales intactas. El problema es que usted vive con una discapacidad que le impide moverse. Toda su vida ha sido una lucha para aprender a comer y comunicarse, primero; para educarse y encontrar un trabajo, después.

A los 30 años usted ha alcanzado lo que los demás llaman una vida plena: trabaja, estudia, socializa. Pero hay algo que le atormenta: usted nunca ha tenido una pareja. Digámoslo claro: usted es virgen. Nunca ha tenido la oportunidad de ejercer su sexualidad con nadie. ¿Qué hace? ¿Con quién habla al respecto? ¿Quién le ayuda?

La película Seis sesiones de sexo ilustra esta realidad. Cuenta la historia del poeta Mark O’Brien, quien desde niño quedó inmovilizado del cuello para abajo porque sufrió polio. Un día, a los 30 años, O’Brien decide explorar su sexualidad. La trama es su camino hacia la plenitud gracias a una terapeuta. La película es interesante porque deja claras dos cosas: primero, que no porque se viva con una discapacidad, la libido desaparezca; y segundo: la sexualidad no es un accesorio, sino parte integral de eso que llamamos vida plena.

DOBLE TABÚ

Sin embargo, cuando se habla de los derechos de las personas con discapacidad (PCD) rara vez se menciona su sexualidad. ¿Por qué están olvidados los derechos sexuales de las PCD? Es un tema olvidado, y no sólo en México, en todo el mundo , dice la educadora y activista Irene Torices. En Estados Unidos sí hay atención a personas que, por ejemplo, tienen lesiones de médula espinal y necesitan reaprender a ejercer su sexualidad. Hay incluso una revista, Sexuality and Disability. Pero en general es un tema del que no se habla, que no se considera importante. Podríamos decir que es un tabú .

¿Por qué se ha abandonado el tema?

Porque, como decía Foucault, es lo único que se puede reprimir sin que nadie se muera. No se puede estar sin comer o sin beber, pero la sexualidad puede estar en quinto o en sexto lugar entre las prioridades. No se piensa que sea importante. Hemos aprendido poco a poco a darles visibilidad a las PCD, pero aceptarlas como personas completas, eso es algo que todavía cuesta trabajo.

También me imagino que tendrá ?que ver cierto puritanismo religioso…

Hay todo tipo de justificaciones. En realidad no es cosa nada más mexicana o de algún grupo religioso. El tema está descuidado en todo el mundo y cuando quieres ponerlo sobre la mesa, siempre hay alguien que quiere sacarlo.

¿Se infantiliza a las PCD, ?por eso se ignora su sexualidad?

Sobre todo a los que viven con una discapacidad intelectual se les considera menores de edad en todo. Se piensa que no tienen derecho a decidir, sobre todo en cuanto a su sexualidad. El tema es espinoso, pero poco a poco se empieza a ver cierto interés tanto de las autoridades como de la sociedad. Pero es todo muy incipiente.

En las leyes de salud mexicanas, explica Torices, el tema de discapacidad y sexualidad entra y sale. En 1987 se menciona por primera vez como rehabilitación sexual . En 1993 el ejercicio de la sexualidad se considera parte de los derechos de los PCD y en el 2006, en la Convención sobre los Derechos de la Personas con Discapacidad de la ONU, se incluyen los derechos sexuales. Pero no hay hasta ahora un compromiso de los gobiernos de ningún país a la atención de estos derechos.

Ante el desértico panorama, en el 2004, Torices y 13 expertos en educación especial y sexualidad fundaron el Grupo Educativo Interdisciplinario en Sexualidad Humana y Atención a la Discapacidad (GEISHAD), cuyo objetivo es no sólo investigar en torno de la sexualidad de las personas que viven la discapacidad, sino también dar terapia, ayudar a las PCD a ejercer su sexualidad y formar terapeutas sexuales especialistas en tratar a las PCD. Otro interés de GEISHAD es incidir en políticas públicas.

Somos interdisciplinarios. Tenemos expertos en el área pedagógica, otros en temas de salud, otros en sexualidad. Lo que nos distingue es que trabajamos de manera específica el tema de la discapacidad , dice Torices. El grupo surgió de la maestría en Discapacidad y Sexualidad del Instituto Mexicano de la Sexualidad, una maestría sin precedente en el mundo. Desgraciadamente esta institución ha descuidado el tema y a los pacientes con discapacidad. Por eso el trabajo de GEISHAD es único en México.

Atienden a personas de todas las edades, ¿gran parte de sus pacientes son niños y adolescentes?

Estamos abiertos a toda la población con discapacidad y a sus familias, por supuesto. Recibimos a muchos papás preocupados porque sus hijos ya están en la pubertad. Lo común es que cuando vienen a pedir ayuda, los papás de niños o adolescentes con discapacidad te pidan que los eduques para que sepan decir que no , es decir, para evitar abusos sexuales.

Atendemos muchos casos de abuso que nos deriva la Procuraduría General de la República porque, repito, no hay quien atienda de manera específica la sexualidad de la PCD. Enseñamos a decir no, a poner límites, a evitar acoso y tocamientos no deseados y a denunciar. Son casos muy duros porque los padres no se enteran sino hasta que los hijos o hijas presentan enfermedades transmitidas sexualmente…

Pero el abuso sexual no es, no debe ser, el único caso en que la sexualidad de las PCD importe. A los padres les ayudamos a educar a sus hijos cuando van llegando a la adolescencia, a las PCD que tienen pareja les ayudamos cuando la relación ha dejado de ser satisfactoria, etcétera.

En el mundo de casos que reciben debe haber no sólo represión, sino sobre todo frustración…

Recibimos miles de casos por correo electrónico. Muchas veces es gente que no puede desplazarse o incluso no puede hablar y por el mail es como pueden expresarse. Sí, sin duda hay mucha frustración, porque no encuentran a quién acudir. Atendemos a muchas parejas que, ya estando juntos, alguno de los dos sufre un accidente y queda con alguna discapacidad.

El otro gran grupo son adolescentes o jóvenes, inclusive adultos, que tienen discapacidad pero quieren iniciar un noviazgo y resulta que la mamá o el papá no se los permite. O hay papás que dicen que sí al noviazgo, pero antes quieren esterilizar al hijo, no saben que si la discapacidad no tiene un elemento genético la probabilidad de tener hijos con discapacidad es igual en cualquier persona…

¿Cómo se hace para que la ?familia entienda que la PCD tiene derecho a tener pareja?

Se trabaja muy de cerca con los papás, que aflojen poco a poco la rienda, y con los pacientes se trabaja la responsabilidad de la independencia y entender que vivir en pareja es algo más que estar juntos, que implica gran corresponsabilidad.

GEISHAD:

  • Norte 84 #6644, col. San Pedro el Chico, Gustavo A. Madero, México DF.
  • Teléfono: 11 14 05 40

geishad.org.mx

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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