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Arte e Ideas

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El porvenir que vino

Los recuerdos del porvenir atrajo multitud de críticas e interpretaciones: hay todavía quienes juran que es la obra que inauguró el realismo mágico antes del hallazgo de García Márquez.

El título es perfecto. Tanto, como la sentencia de mi abuela cuando le preguntabas su opinión sobre lo que sucedería. Yo sólo puedo predecir el pasado , decía. Pero como ésta es una novela, otra obra maestra que cumple la cincuentena, la recuperación de una joya que parecía enterrada y de autora protagónica y protagonista, vale la pena dedicar mucho pensamiento y algunas palabras a Los recuerdos del porvenir de Elena Garro.

Fue en 1963 cuando se publicó. Relata una historia de amor sombrío, con un aura misteriosa de perfecta hechura. Tanto, que cambió el tono de la narrativa mexicana de manera profunda y sorprendente Los recuerdos del porvenir está dividida en dos partes.

La primera narra la regencia de los militares en Ixtepec y cómo un tal Francisco Rosas, joven y sanguinario general, asume el gobierno del pueblo. La segunda es una historia de amor protagonizada por Julia y un hombre que al final marcará fatalmente su destino. El relato de múltiples facetas instaura una técnica literaria particular que va desde el narrador omnisciente -finalmente la voz del personaje que es el pueblo de Ixtepec- hasta el desfile de todos los demás personajes. Los que son felices, desdichados, rutinarios y excepcionales y parece que nada reconocen. Pues parecen estar sentaditos en la misma antesala de la fatalidad. ( Él sabía que el porvenir era un retroceder veloz hacia la muerte y la muerte el estado perfecto, el momento precioso en que el hombre recupera plenamente su otra memoria , dice un fragmento.)

Además de haber ganado el Premio Xavier Villaurrutia, Los recuerdos del porvenir atrajo desde entonces y hasta la fecha, multitud de críticas e interpretaciones: hay todavía quienes juran que es la obra que inauguró el realismo mágico antes del hallazgo de García Márquez; otros afirman que acaba definitivamente con las cuentas pendientes de la Revolución y su literatura, pues la denuncia del caciquismo nunca había sido tan lírica y no faltan los que juran que, además de Elena Garro, solamente Pedro Páramo de Juan Rulfo había sido capaz de invertir el orden de las cosas, anular todo lo normal y hacer creíble todo lo imposible. Habría que leerla otra vez, al derecho y al revés.

Aquí estoy, - dice un fragmento- sentado sobre esta piedra aparente. Sólo mi memoria sabe lo que encierra. La veo y me recuerdo, y como el agua va al agua, así yo, melancólico, vengo a encontrarme en su imagen cubierta por el polvo, rodeada por las hierbas, encerrada en sí misma y condenada a la memoria y a su variado espejo. La veo, me veo y me transfiguro en multitud de colores y de tiempos. Estoy y estuve en muchos ojos. Yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga .

Muchas veces fue la simple persona de Elena Garro, la que puso luz y la sombra sobre sus textos. Escritora, oriunda de Puebla, también coreógrafa y bailarina, fue más conocida por su matrimonio y divorcio con Octavio Paz, su apresurada huida de México, la leyenda de los últimos días en Cuernavaca, recostada en un sillón rasgado por sus muchos gatos y esperando la muerte o la foto casi póstuma donde aparecía entre libros amontonados, conectada a su tanque de oxígeno, con las colillas de los 20 cigarros mentolados diarios que nunca dejó de fumarse, lo que parecía persistir en la memoria. Sin embargo, que no haya duda. Elena Garro tuvo una pluma brillante, una personalidad aguerrida y una técnica impecable. Teatro, cuento y novela, con historias que eran su espejo pues para escribir nunca hay mejor tema que los desvaríos de la inteligencia y la cruda realidad de la imaginación propia.

El tiempo fue otra de sus maestrías pero también de sus preocupaciones: desde su cuento La culpa es de los tlaxcaltecas , donde el presente y el pasado se amalgaman, hasta Mi hermanita Magdalena, donde una mujer perseguida por su pasado sabe que sólo si se deja alcanzar será feliz. Y es que la Garro era así. Alguna vez, todo fuera como eso, hasta lo dijo: la memoria del futuro es válida, pero me ha fastidiado, y estoy cambiando los finales de todos mis cuentos y novelas inéditos para modificar mi porvenir .

Y aquí está Elena. Justo donde estamos.

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