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La ópera es la onda
Garage Picasso - Concepción Moreno Para quienes estamos aquiriendo, más que afición, una rabiosa pasión por la ópera en las transmisiones del Met en el Auditorio Nacional es como aprender a manejar en un Mercedes Benz.
De los pocos aciertos de la administración de Conaculta bajo Sergio Vela fue traer, vía satélite y en alta definición, la temporada de la Metropolitan Opera House de Nueva York a nuestro Auditorio Nacional.
Contra el escepticismo de varios, la temporada ha sido un éxito. Ver ópera en una pantalla puede sonar sin chiste para el público acostumbrado a verla en directo. ¿Las emociones se transmiten? ¿El público se involucra? El escenario majestuoso, los gestos de la diva, la voz del heroico tenor, ¿no pierde todo su encanto al pasar por la cámara?
No sé. Quien escribe debe su reciente y rabiosa afición operística a la asistencia a nueve funciones transmitidas vía satélite desde Nueva York. Y me cuesta trabajo imaginar más encanto, más magia que la que he experimentado viendo esa pantalla gigante.
Como yo, muchas personas se toparon por primera vez con el espectáculo de espectáculos. ¿Nos emocionamos? ¡Oh sí! Las ovaciones hacen retumbar el Auditorio.
Qué afortunados. Nos hemos encontrado con la ópera viendo a los mejores cantantes del mundo estelarizando las más sofisticadas producciones. Ha sido como tomar las primeras lecciones de manejo en un Mercedes Benz.
Quedan dos funciones para disfrutar de esta maravillosa experiencia. Son de lujo.
Este sábado 21 de marzo se presentará La Sonnambula de Bellini. No se la pierda, es una de las óperas más divertidas y ágiles que hay (seré nueva en esto pero me mantengo informada).
Además, este año estrena propuesta dramática, y esa es una de las maravillas de compañía del Met de Nueva York: que mantiene fresco lo clásico. La historia de Bellini, originalmente situada en un bosque en el siglo XIX, es reinventada por la productora Mary Zimmerman en un ambiente contemporáneo.
La temporada cierra el 9 de mayo con el favorito perfecto para el alma aficionada a los cuentos de hadas: La cenicienta de Rossini.
Lo mejor es que ya se anunció que la temporada 2009-10 también será transmitida. La gala inaugural no podría ser mejor: Tosca de Puccini. Pero será hasta septiembre. Me muero de impaciencia.