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La violencia hacia las mujeres, de la calle a internet

Los medios digitales se han convertido en los nuevos espacios en los que se violenta a la mujer, trasladando las agresiones que se viven en las calles a internet.

Foto EE: Daniela BermudezDaniela Bermudez

La violencia de género ha aumentado en México. El anonimato, la falta de legislación y de estadísticas oficiales permiten que las agresiones sigan afectando al menos a 9 millones de mexicanas que han vivido ciberacoso en México, según el Inegi, lo que motivó que  #InternetEsNuestra, una coalición que busca una red libre de violencia, realizara un análisis sobre la situación de las mujeres en el plano digital.

Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) mostraron que más del 80% de las mujeres mexicanas se sienten inseguras en la calle, el nivel más alto en 18 ediciones de la encuesta. Las cifras se trasladan claramente al plano digital, en el que las mujeres llegan hasta la autocensura, tras denunciar violencia de género.

“Estas formas de violencia relacionadas con las tecnologías son una extensión de la violencia estructural que vivimos las mujeres. Como está siendo cometida a través de espacios más nuevos, creemos que es un fenómeno nuevo y desconocido”, dijo Lulú Barrera, activista de Luchadoras, un colectivo feminista que participó en la producción del estudio La violencia en línea contra las mujeres en México.

La violencia a través de tecnologías digitales tiene un común denominador que es callar la voz de las personas que están en contra de estas agresiones. El 88.4% de las mujeres que viven violencia no toman acciones ante las autoridades, según Inegi.

“Hemos visto cómo las mujeres que utilizan las redes sociales para defender su derecho a decidir, a la diversidad o a ejercer su sexualidad son objeto de una violencia que provoca que ellas se auto censuren. La violencia en línea tiene el objetivo de silenciar a las mujeres que están decididas a usar su voz por la igualdad de género”, dijo Barrera.

La violencia en línea contra las mujeres en México, de #InternetEsNuestra reveló que lo primero que se debe de hacer para atacar el problema es tipificar las agresiones para poder registrarlas y posteriormente generar estadísticas. Se detectaron 13 tipos de ataques en línea hacia mujeres:

  1. el acceso a una cuenta o dispositivo sin autorización,
  2. el control y manipulación de la información,
  3. el robo y suplantación de identidad,
  4. la vigilancia y acecho,
  5. las expresiones discriminatorias,
  6. el acoso,
  7. las amenazas,
  8. la difusión de información personal o íntima,
  9. la extorsión,
  10. el desprestigio,
  11. la explotación sexual de la imagen,
  12. las afectaciones a canales de comunicación,
  13. y las omisiones para sancionar las agresiones.

“Tenemos un odio vitalizado. Cuando una mujer es violentada o acosada y denuncia en medios sociales, la respuesta es descarada con una oleada imparable de tuits o hashtags con la potencialidad de trasladarse [la violencia] al espacio físico, además de la violencia psicológica”, dijo Vladimir Cortés, de la organización Article 19.

La violencia aumenta cuando se trata de periodistas o activistas, donde los reflectores de las redes sociales se ponen sobre ellas para juzgar el trabajo diario por medio de la sexualización, provocando que los actos fuera de la ley pasen a ser un “intento” de agresión sexual y no un acto en contra del trabajo periodístico o comunitario.

Denise Dresser, presente en el público del evento donde se presentó el estudio, dijo haber sufrido todos los tipos de violencia en redes sociales, donde la crítica hacia su trabajo periodístico deja a un lado el contenido y termina en que “le hace falta una buena cogida”, dijo la periodista.

¿Cuál es el papel del gobierno?

El espionaje de Estado es una de las formas de violencia más preocupantes, ya que se han utilizado software especiales para vigilar y hackear las cuentas de periodistas y activistas, según el estudio.

En el plano de la legalidad, las autoridades han creado programas y legislaciones para combatir la violencia de género pero se han “quedado cortos”, ya que en 2016 se alcanzó el máximo número de feminicidios. En muchos de los casos, cuando se denuncia una agresión ante las instituciones, se revictimiza a la persona y se le quita valor al delito si se presenta en el plano digital.

Las legislaciones son indispensables pero otra de las grandes preocupaciones de grupos activistas como Luchadoras, es que no se estén respetando los derechos humanos de las mujeres y los delitos se vuelvan confusos, como el caso de Chihuahua donde el sexting está tipificado, aunque el delito real sea la difusión del contenido.

Algunas organizaciones como sontusdatos.org participaron en la realización del estudio, aunque la aportación es poco alentadora para las mujeres, ya que las recomendaciones invitan a no compartir contenido sexual, aumentar la protección de dispositivos y contenido personal, sin atacar el verdadero problema de la difusión de información íntima y apelando a los derechos de ejercer una libre sexualidad o expresión, derechos humanos de todas las mujeres.

El estudio lleva a reflexionar sobre la facilidad con la que se ha permitido que la violencia hacia las mujeres se traslade de las calles a los medios digitales, un reflejo de la falta de educación para hombres y mujeres, así como el cuestionamiento hacia el trabajo que realizan más autoridades para proteger a las mujeres.

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