Lectura 4:00 min
Preventa: una práctica que trunca sueños
Cuatro años pasaron para que U2 anunciara otro concierto en México. Cientos de fans hicieron filas, realizaron llamadas telefónicas o buscaron sus boletos por Internet. Pero muchos no tuvieron suerte.
Cuatro años pasaron para que la banda irlandesa U2 anunciara su regreso a México. Cientos de fans hicieron filas en las taquillas, realizaron llamadas a Ticketmaster o ingresaron a Internet para asegurar su lugar en el estadio Azteca, para los conciertos de mayo de 2011. Muchos no tuvieron suerte.
La alta demanda de los boletos para U2 y su costo, en algunos casos fortificó la poca fortuna de muchos fans, aunque hubo otros que pusieron el dardo contra la preventa, una práctica de Ticketmaster en beneficio de los clientes de Banamex, a quienes ofrece ventas exclusivas de boletos antes de que éstos se ofrezcan al público en general.
En redes sociales y en comentarios a El Economista, los fans se quejaron contra lo que consideran una práctica desleal , que privilegia la venta de los boletos a determinados usuarios de servicios financieros. Pero ni en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) ni otras instancias gubernamentales existe una regulación de la preventa.
PREVENTA... ¿y?
En el país existen empresas como Mexticket.com, Smarticket y Ticketmaster que se dedican a la venta de boletos para espectáculos y eventos deportivos, utilizando Internet y la vía telefónica como su principal método para comercializar entradas.
Algunas de estas compañías utilizan la preventa como beneficio para sus clientes, que realizan en convenio con algunas instituciones financieras. La preventa es calificada por muchos fans como una práctica anticompetitiva y discriminatoria . Para certificarlo, basta rememorar las reacciones de los usuarios de la red social Twitter, cuando se realizó la preventa para los boletos de U2.
El cartel de Ocesa, Ticketmaster y Banamex es absurdo, con sus preventas y cargos extras. Es ridículo que los usuarios no alcancen boletos y los revendedores se queden con la mayor tajada , escribió Daniela Estrada en un comentario a una nota de El Economista. Estrada cuenta que sólo pudo adquirir un boleto, a pesar de que fue una de las 10 primeras personas en la fila de un centro de distribución de boletos.
¿Pero en realidad se trata de una práctica discriminatoria que sólo beneficia a una limitada porción del mercado?
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), instancia dedicada a defender el derecho de los consumidores en México, afirma que en la preventa no se incurre en ningún delito. Y remata: los usuarios no han presentado ninguna queja contra la práctica de la preventa de boletos.
Hasta el momento la Profeco no tiene ninguna queja contra las preventas , asegura Erika Lejsek, directora general de Quejas de la Profeco, quien afirma que las principales reclamaciones contra las empresas que se dedican a este giro son:
1. Cambios, devoluciones o bonificaciones.
2. Entrega del producto o servicio.
3. Cobros indebidos.
LOS USUARIOS NO ALZAN LA VOZ
Erika Lejsek insiste: en el caso de la preventa no existen reclamaciones en la Profeco, pero asegura que, en caso de que los usuarios levanten su reporte, se podría analizar el caso y abrir una investigación específica para determinar alguna posible sanción hacia este tipo de empresas.
¿Y a ti: te afectó la preventa? ¿Y reaccionaste?
EL PRECIO DE LOS BOLETOS
Usualmente, cuando comparamos precios solemos hacerlo considerando lo que pagamos en un momento determinado frente al último costo.
Sucede lo mismo con los boletos para conciertos. Pongamos como ejemplo el caso de Madonna. En 1993, un boleto para ver a la cantante estadounidense en la ciudad de México tuvo un costo de 180 pesos; 15 años después se pagó por el mismo boleto 2,250 pesos, con lo que diríamos que el precio tuvo un incremento de 1,150%
Si tomamos en cuenta que en esos 15 años las cosas se encarecieron y el dinero perdió poder adquisitivo, resulta que los 180 pesos de 1993 serían 933 del 2008, y en realidad los boletos se encarecieron 141%
Haciendo este ejercicio con cada uno de los conciertos que aparecen en la gráfica, resulta que en términos reales el concierto de 2006 de los Rolling Stones, en el Foro Sol, es el que más se ha encarecido, al subir en más de 800% su precio, mientras que el más estable ha sido el de Luis Miguel, pues en 12 años el precio en realidad sólo ha aumentado en 7%
En el caso de U2, el concierto se encareció 108.9% entre 2006 y 2011. Quizá la inflación sea el motivo por el que muchos se perderán la gira 306° de la banda irlandesa. ¿Es tu caso?