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Rinden homenaje a Ignacio Solares, novelista de lo invisible
Celebran la obra de un sabio en Bellas Artes. La Sala Manuel M. Ponce abrió sus puertas para evocar a quien este lunes cumpliría 79 años, autor de una de las obras fundamentales de nuestra literatura, voz inevitable sobre los linderos de la vida y la muerte.
El novelista de lo invisible, cautivado por los linderos disueltos de la vida y la muerte, el hombre inquieto e insaciable por explicar el mundo a través de la lente de un crisol. El sabio. Y también el amigo, el entrañable amigo que fue Ignacio Solares (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1945).
Este domingo, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, se realizó un solemne homenaje póstumo para el escritor, editor, periodista cultural, dramaturgo y gestor cultural, quien falleciera el 24 de agosto de 2023 y quien este lunes cumpliría 79 años.
En el estrado estuvieron presentes el divulgador José Gordon, y los escritores Francisco Prieto y Sandra Lorenzano, así como el director de escena Antonio Crestani y la investigadora del Centro de Estudios Literarios de la UNAM, Georgina García Gutiérrez, lo mismo que el periodista Javier Contreras.
Entre el público asistente estuvieron familiares, entre ellos Myrna Ortega, esposa del homenajeado; colegas y más amigos, entre ellos Juan Ramón de la Fuente, Vicente Quirarte y Felipe Garrido, entre otras personalidades de la literatura mexicana.
Se leyeron textos, se contaron anécdotas, se destacó, una y otra vez, la bondad del autor de una veintena de novelas como “Anónimo”, “No hay tal lugar”, “Casas de encantamiento” y “Serafín”, además de la obra cumbre de la literatura híbrida, como “Delirium tremens”, y las Minucias.
La trascendencia y la amistad
“En las conversaciones que sostuvimos por más de 40 años tuve la oportunidad de penetrar en sus obsesiones más profundas, registradas en la literatura, y que hacen tan singular su obra”, reconoció José Gordon. La búsqueda espiritual y la trascendencia, aquello que se manifiesta, pero es fugaz, eso que no podemos asir pero que nos obsesiona, temas que son rectores de prácticamente toda su obra, desde en libros como “No hay tal lugar” o en la serie de conversaciones vertida a cuatro manos en “Novelista de lo invisible”.
Al respectó, Gordon dijo: “la literatura de Ignacio Solares rompe los límites que están más allá de la muerte, rompe las barreras entre autor y lector”.
Al respecto, el narrador y dramaturgo Francisco Prieto señaló: “Busco los autores que tienen algo que ver conmigo, que despiertan algo dentro de mí. Esos que son siempre el otro, pero también él mismo. Eso es lo que he encontrado en Ignacio Solares. Ignacio es un autor, y no todos son autores. Hay escritores que tienen oficio y pueden escribir de lo que quieran, y hay otros que tienen que escribir de lo que tienen que escribir, y a esta tribu pertenece Ignacio Solares”.
La narradora, poeta y ensayista Sandra Lorenzano hizo una reflexión etimológica y filosófica sobre el término “amigo” e hizo paralelismo con la obra “Novelista de lo invisible”, un trabajo literario al que Lorenzano describió finalmente como “un conmovedor canto a la amistad”.
La verdadera amistad, aseguró la autora, “es un don mutuo. Pepe sabía que a su querido Nacho quizás no le quedaba mucho tiempo en este plano del universo y quiso confirmarle o recordarle que guardaría su alma. Nacho sabía que Pepe sería un guardián amoroso de aquello que él fue”.
El teatro y las minucias
Para abordar otra de las grandes facetas de Solares, la del teatro, estuvo presente el actor y director de escena Antonio Crestani, quien, de inicio, destacó que “solía intercalar frases o citas que recordaba de sus múltiples lecturas. A veces, al final, las remataba con una sonrisa que apenas dejaba ver sus dientes. En otras, de plano era una sonora carcajada, y en muchas más, alzaba al mismo tiempo ambas manos hasta la altura de sus hombros en un gesto que podía interpretarse como: ‘aquí está esta otra posibilidad’ (…) Borges decía que todo encuentro casual era una cita. Es la frase que más me gustaba escucharle a Nacho porque, sin duda, es la mejor forma que tengo para comprender el cruce de su camino con el mío”.
Javier Contreras, periodista y director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua, aprovechó para elogiar las Minucias que Solares. Destacó que, “de las facultades de la inteligencia, quizá una de las más complicadas es la síntesis con la que él logra convocar a las musas y los duendes, a los ángeles y demonios, para concentrar toda la fuerza, con emoción y pasión que revolotean en el corazón y cabeza”.
Asimismo, destacó las Minucias que Solares escribió durante el confinamiento: “Eva comió del fruto prohibido porque ya no soportaba seguir encerrada con Adán”; “En el encierro nos enfrentamos a aquél de quien más queremos huir, nosotros mismos”.
Finalmente, Georgina García continuó con los elogios para las Minucias. Destacó, por ejemplo, aquellas que rezan: “Abusar de los presentimientos puede enfermar del corazón”, “Sobrevivimos de milagro… igual que los virus” o “La vida está plagada de señales de muerte, por eso si le tenemos miedo a la muerte, le tenemos miedo a la vida”.
Por esto mismo, García Gutiérrez reflexionó: “deslumbra cómo la escritura de estos textos, nada menos que en una situación límite, inédita, global, pone en juego los numerosos talentos del autor, que produce la que podría ser su mejor obra o la culminación de sus mejores obras”.
De manera intercalada con las voces invitadas, los actores Luis Maya y Salomón Santiago, quienes leyeron dos monólogos extraídos de “Delirium Tremens”, la adaptación teatral homónima dirigida por éste a partir del texto de Solares.
Obras referidas en el homenaje
“Delirium tremens” (original, 1979; versión aumentada, 1999)
“Serafín” (1985)
“No hay tal lugar” (2003)
“Novelista de lo invisible” (2023)