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Arte e Ideas

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Saramago y los sueños que se escurren entre las palabras

"José Saramago, la consistencia de los sueños" despliega al Nobel como escritor, activista social, como hombre de familia: como un ciudadano de a pie.

Exponer un archivo personal como si se tratara de una obra de arte es una bonita idea que a últimas fechas ha cobrado fuerza; un concepto curatorial al mismo tiempo histórico y estético. Los papeles y objetos íntimos de alguien lo revelan, lo hacen presente, nos lo muestran como un personaje que cuenta su historia en primera persona. Es un viaje emotivo, más cuando se trata de explorar el archivo de alguien tan querido y al mismo tiempo tan polémico como el escritor José Saramago.

José Saramago, la consistencia de los sueños despliega a Saramago como escritor, como activista social, como hombre de familia: como un ciudadano de a pie. El Antiguo Colegio de San Ildefonso aparece convertido en un verdadero santuario para todos los que admiraron al autor de novelas como El hombre duplicado, La balsa de piedra y Ensayo de la ceguera, al ganador del premio Nobel de literatura en 1998, el único escritor de lengua portuguesa a la fecha al que se la ha concedido el galardón. (La medalla del Nobel está presente en la exposición, por cierto).

La visita será obligada para los seguidores de Saramago, que en México son muchos. Sin embargo, para quien nunca ha leído al autor, el recorrido puede resultar un tanto soso: le hacen falta más anécdotas, más invitaciones a leer la obra, más oportunidades de dialogar y contrastar la postura ideológica de Saramago. Algo le falta a La consistencia de los sueños para volverla una exposición para todos.

El nombre de la exposición es muy adecuado, basado en el título de la biografía de Saramago que escribiera Fernando Gómez Aguilera, también curador de este extenso recorrido. Los sueños como anhelos que son carecen de cuerpo y solo se materializan en el día a día de las personas, en sus palabras y en sus cosas. Así, pues, recorremos los sueños de Saramago en su día a día, desde que comenzó su vida en una aldea rural en Portugal, en 1922.

Saramago fue siempre activo políticamente, desde muy joven tuvo clara su ideología izquierdista, siempre del lado que le parecía más justo, el de los pobres, como fue él mismo, como lo fue su familia. La exposición no falla en recoger las declaraciones del escritor contra los poderosos. Cientos de recortes periodísticos dan testimonio de la atención con que el portugués seguía el acontecer del mundo.

No solo hay documentos, también objetos que para todo admirador de la pluma de Saramago seguramente serán especialmente significativos. Nada más cercano y personal para un escritor que su escritorio y su máquina de escribir, donde se suda, se sufren y se gozan las palabras que luego se habrán de convertir en obras. Están también sus cuadernos de notas, algunos libros de su biblioteca personal, las primeras ediciones de todos sus libros, varios manuscritos (algunos hasta ahora desconocidos) y demás minucias que fueron conformando el universo literario del autor.

Con el archivo expuesto, más de 1,500 piezas, hay también cuatro instalaciones realizadas específicamente para acompañar la exposición por el artista Charles Sandison, que toma sus obras predilectas de Saramago para ponerlas en escena como poemas visuales.

Antiguo Colegio de San Ildefonso

Justo Sierra 12, Centro Histórico. Martes a domingo, de 10 de la mañana a 5 de la tarde.

cmoreno@eleconomista.com.mx

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