Lectura 6:00 min
Retorno al trabajo en las oficinas, oportunidad única de renovación
Volver a la oficina debe convertirse en uno de los rituales organizacionales como entrar en un espacio sagrado, en donde suceden cosas potentes y transformadoras para todos aquellos que son parte.
¿Para qué sirven ahora las oficinas? Necesitamos replantearnos la necesidad real y estratégica de trabajar en el mismo espacio físico. No podemos dejarlo a una decisión tajante o unilateral. Es evidente que todos estamos cansados del distanciamiento social y el cuidado extremo. Ya ansiamos sentirnos libres para hacer lo que queramos y tal vez ése sea el gran problema: el mayor enemigo del trabajo remoto ha sido el tiempo que hemos tenido que hacerlo obligados.
Con el semáforo verde en gran parte de la República y el avance de la campaña de vacunación, vemos la luz después de un larguísimo túnel. Pero cuando hablamos particularmente del retorno a las oficinas debemos hacernos un planteamiento más profundo, porque no podemos dejar de lado las experiencias que hemos adquirido durante el último año.
La realidad ineludible es que somos seres sociales y necesitamos espacios comunes que nos permitan conectar, confiar los unos en los otros, entender nuestros contextos, aprender de nuestros gestos y apresurar la obtención de resultados.
Necesitamos vernos físicamente, sin embargo, volver a la oficina no debería ser una decisión de urgencia como lo fue hace un año el comienzo del home office. Ahora tenemos la oportunidad de tomarnos el tiempo necesario para hacer ajustes que potencien nuestra cultura y le propongan un valor mayor al empleado que el que tenía antes.
Ir a la oficina debería ser visto como una oportunidad transformadora, en donde no sólo sacamos a los colaboradores de la comodidad de su hogar para que vengan a sentarse a la oficina, sino que en realidad valga la pena que nos veamos y diseñemos cosas juntos".
Las prioridades de las diferentes generaciones ahora están más claras. Según Manpower, “las generaciones mayores, como la X, es decir quienes nacieron entre 1965 y 1980 y Boomers, cuyas edades van entre los 55 y los 73 años, tienen mayor motivación para regresar a las oficinas, ya que la separación física entre el trabajo y el hogar ayuda a establecer límites entre sus actividades, a colaborar de persona a persona y a tener mejor concentración en sus objetivos”.
Por otro lado, las generaciones más jóvenes saben perfectamente que el trabajo es algo que se hace, no un lugar al que se va. Es estratégico mirarlo desde la mayor cantidad de perspectivas posible para tomar una decisión adecuada.
Mi ideal de trabajo es que utilicemos los espacios corporativos como los niños usan el “jardín de juegos”, es decir: Un espacio comunitario, que habilita experiencias de colaboración y aprendizaje permitiéndonos conocer más a profundidad a nuestros colegas.
Yo prefiero controlar mis tiempos de trabajo y entregar resultados en los tiempos que determine la empresa, pero quiero poder elegir mi espacio, ya sea en casa o en la oficina.
Previo a la pandemia estaban de moda los espacios abiertos, en donde todos podíamos vernos y no existían limites reales entre una oficina y otra. Creo que arquitectónicamente tenemos que seguir potenciando esa línea, en donde las oficinas no son de nadie y no hay cubículos. Un espacio abierto en donde se incentiva la colaboración, la creatividad y la comunicación sin intermediación.
Otra razón importante para cuestionarnos el trabajo presencial es la realidad medioambiental. Simplemente no tiene sentido movilizar a cientos de empleados hacia una locación, gastando recursos no renovables sólo para que se vayan a sentar en otro lugar donde cada uno estará con sus audífonos, en su computadora, haciendo prácticamente lo mismo.
Yo quiero ir a la oficina algunas veces al mes y tener reuniones potentes y productivas con mi equipo, entender los desafíos de los demás e imaginar soluciones juntos en reuniones más largas (porque sí es un hecho que tener una videoconferencia de más de una hora es un suplicio y está comprobado que hace mal a la salud mental).
¿Es posible un esquema híbrido?
A pesar de lo ideal que suena esto, la realidad es que no todos los empleados están listos para seguir siendo productivos en una cultura híbrida. Las organizaciones necesitan habilitar capacitaciones y procesos que aseguren la productividad y el cumplimiento de objetivos.
Tenemos muchos datos, pero necesitamos más experimentos. Trabajar de forma remota al 100% no es eficiente para proyectos altamente complejos donde hay más de 20 personas involucradas, según un estudio a gran escala que hizo la compañía china Baidu durante la cuarentena estricta. Este estudio ha sido contrastado con otros datos similares en Estados Unidos y Europa, en los que se ha demostrado que a pesar de que durante la cuarentena se elevaron las horas de trabajo, esto no llevó a un incremento notorio en la calidad o la productividad.
El problema, nuevamente, no es el trabajo remoto, sino la cultura de la organización, los procesos que implementa y la forma de medir los resultados. Trabajar en home office es interpretado como un estilo laissez-faire, especialmente por los líderes de más de 50 años, pero esto es porque seguimos arrastrando las mismas carencias y omisiones.
Para poder crear una cultura híbrida eficiente, necesitamos entrenamiento, seguimiento especializado de los líderes y momentos emotivos de conexión social, volver a la oficina debe convertirse en uno de los rituales organizacionales, (voy a arriesgarme un poco aquí) como entrar en un espacio sagrado, en donde suceden cosas potentes y transformadoras para todos aquellos que son parte.
Si queremos que los empleados vuelvan gustosos a darlo todo en la oficina, necesitamos proponerles una nueva forma de trabajar y comunicarnos. No podemos permitir que sólo sea apagar los monitores en casa y prenderlos en la oficina. Imagina por ejemplo que los momentos de ir a la oficina son para desconectarnos de la tecnología, o que sólo un miembro del equipo puede manejar la computadora para ir registrando los acuerdos, pero el resto tienen que mirarse a los ojos y crear. Tenemos la oportunidad de hacer un trabajo más humano, que considere las necesidades de la gente con mayor profundidad.
*El autor es Director de Innovación y Desarrollo en Empresas con Rumbo. LinkedIn Top Voice, Coach de Líderes y Equipos de Alto Rendimiento (@AlejandroUrena)