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Golf mexicano: el camino a posicionarse con una Presidents Cup
La imagen de éxito que han construido personajes como Abraham Ancer y Carlos Ortiz en el plano internacional es la punta de lanza para que México busque la sede de esta copa, que nunca se ha llevado a cabo en Latinoamérica.
Los tiempos y las tendencias siempre cambian. El deporte no está exento, por ello las sedes que hubieran parecido imposibles en un principio ya no lo son. Así como en 2004 la Fórmula 1 decidió crear su primer Grand Prix en Medio Oriente y en 2010 la FIFA llevó por primera vez su Copa del Mundo a África, ahora México busca irrumpir la historia de manera similar pero dentro del golf.
El plan mexicano es ser sede de la Presidents Cup en 2028. Se trata de uno de los dos torneos intercontinentales más importantes del golf, ya que enfrenta a una selección de Estados Unidos contra una del resto del mundo exceptuando a europeos; el duelo Europa-EU es el otro campeonato de relevancia, la Ryder Cup, recientemente efectuada en Wisconsin.
“Es una de las grandes metas formar parte de la organización de la Presidents Cup y así darnos a conocer ante el mundo. Hay una gran oportunidad si los actores del golf en México, junto al gobierno e iniciativa privada, podemos empujar al país para ser sede de este torneo en 2028, unir esfuerzos y viabilidad del proyecto, ya que sería una gran plataforma para destacar en el plano internacional”, revela a El Economista, Jorge Corral, presidente de PGA México.
La Presidents Cup jamás se ha celebrado en Latinoamérica. Desde su origen en 1994, se ha disputado siete veces en EU, tres en Australia y una en Canadá, Sudáfrica y Corea del Sur. Al igual que la Ryder o la Laver Cup (tenis), se celebra una edición en EU y la siguiente en otra nación.
México buscará la sede de 2028, puesto que las ediciones de 2022 y 2026 le corresponden a Estados Unidos (la más próxima se celebrará en Carolina del Norte), mientras que la de 2024 ya ha sido designada para Canadá. Sería el torneo internacional de mayor prestigio para el país, que ya es organizador de otros eventos de jerarquía como el Abierto Mexicano de Golf (en Mazatlán, Sinaloa), el World Golf Championship (Chapultepec, CDMX) y el Mayakoba Golf Classic (Playa del Carmen, Quintana Roo).
“Hemos estado viendo el cómo sí se puede, he estado en contacto con gente de PGA of America, así como con el board of directors (conformado por 19 directivos, incluyendo a dos de las marcas AT&T y Bank of America). Hemos estado estudiando si es viable que México sea sede, son muchas cosas las que se tienen que alinear para que suceda”.
Jorge Corral menciona que el fee que se tiene que pagar al PGA Tour para ser sede de una Presidents Cup se estima en 17 millones de dólares, “que es lo mínimo que puedes poner sobre la mesa para comprobar que puedes soportar el torneo”, aunque también apunta que la derrama económica tras el torneo es de al menos cinco veces más que la cifra de inversión.
Dos requisitos básicos de infraestructura local que pide el PGA Tour para la envergadura de este torneo son “que tenga una amplia capacidad hotelera y fácil acceso en vuelos internacionales”, señala Corral, pues en el torneo han llegado a participar golfistas de Tailandia, Fiyi, India, Zimbabwe, China, así como de territorios sudamericanos.
“Hay campos en México que ya están listos y que podrían ser sede desde el próximo año. Como tiene que ser una ciudad con capacidad para albergar y de fácil acceso en términos de vuelos, Los Cabos puede ser una sede adecuada, ya que cuenta con el campo Diamante Cabo San Lucas, rankeado en el top 50 del mundo por sus características; además, es una plaza que tiene mucha oferta hotelera, acceso muy fácil hacia Estados Unidos y una cantidad importante de vuelos hacia muchas partes del mundo. La Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara también serían opciones, pero ahí habría que revisar cuestiones técnicas del deporte, pues como se juega a más altura, los campos se vuelven más cortos y hacen que la bola vuele más”.
El puente entre México y la Presidents Cup se abrió en 2019, cuando Abraham Ancer se convirtió en el primer representante nacional de este torneo y apenas el sexto latinoamericano. El tamaulipeco ingresó como el quinto con mayor cantidad de puntos obtenidos en el PGA Tour entre agosto de 2018 y agosto de 2019, con una destacada actuación en la que perdió apretadamente 3-2 ante el histórico Tiger Woods.
¿Qué tanto ha cambiado la percepción sobre México desde los altos organismos del golf mundial?
“Ha cambiado mucho en los últimos años gracias al esfuerzo de varios organismos y de los profesionales, como por ejemplo los cuatro representantes de México en los Juegos Olímpicos (Ancer, Ortiz, Gaby López y María Fassi). Ahora las grandes entidades ven a México como un gran semillero para los próximos años. La USGA, que es uno de los dos máximos organismos del mundo, ya tomó a México como un aliado estratégico y es el único país asociado con ella, esto significa un paso gigantesco y ahora el objetivo es lograr, con PGA of America, que PGA México sea un brazo extendido, ese es un plan inmediato para el que tengo reuniones el siguiente mes”, respondió Jorge Corral.
De acuerdo con datos de Jorge Robleda, presidente de la Federación Mexicana de Golf (FMG) entre 2017 y 2021, la práctica de este deporte en México aumentó 22% entre 2020 y 2021, además de alcanzar un registro histórico de 130 jóvenes representantes en las universidades de Estados Unidos, mientras que Jorge Corral recuerda que cuando él era universitario (en 1995) solo eran un total de cinco becados en aquel país.
Además, la FMG compartió a este diario que actualmente tiene un registro de 26,000 aficionados al golf en México, aunque la estimación total del organismo asciende a 200,000, aunque aclara que es una cifra difícil de saber con precisión, dado que los mismos clubes afiliados no registran a todos sus socios “y no llevamos un registro de los clubes que no son afiliados”.
En cuanto a audiencias, Nielsen y NBC reportaron que la Presidents Cup celebrada en Australia en 2019, en la que participó el mexicano Ancer, alcanzó un registro récord de 2.15 millones de espectadores por minuto (en Estados Unidos). En el último día fueron 1,742 millones, que significaron un aumento del 141% con respecto a los de la edición 2015 en Corea del Sur.