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Hesjedal y los 16 segundos decisivos

El canadiense Ryder Hesjedal ganó por primera vez el Giro de Italia de ciclismo, al término de la 21 y última etapa, una contrarreloj de 28.2 kilómetros en Milán

Sólo 16 segundos separaron a Joaquím Purito Rodríguez de su primer triunfo en una gran Vuelta, la que hubiese sido la victoria más importante de su carrera. Pero no. A Rodríguez le faltó la astucia del canadiense Ryder Hesjedal, quien ganó el Giro de Italia por 16 segundos, la cuarta menor diferencia en la historia de la justa.

A Purito le había sobrado confianza, durante varias etapas se había consolidado como líder de la competencia: dos victorias de etapa, 10 maglias rosas y una maglia roja por puntos. Había sido el más constante del pelotón y había resistido el ataque de los escaladores en las etapas claves de la justa, pero no se percató que Hesjedal acechaba y esperaría al último día, la contrarreloj en Milán, para quedarse con el título del Giro y dejar en segundo puesto a Rodríguez.

La hazaña estuvo llena de emociones. Por un lado, Hesjedal, de 32 años, rompió en llanto cuando bajó de su bici y agradeció al Garmin, su equipo que en la cuarta etapa, una crono por equipos, le había catapultado a los primero lugares de la clasificación de donde no se movería más. Por el otro, Purito lloraba también al saber que había dejado ir la oportunidad de su vida.

Vienen a Hesjedal los recuerdos. De cuando tenía apenas 13 años y tomó una decisión: dejar el beisbol, un deporte donde comenzaba a despuntar, para concentrarse en la bicicleta de montaña.

Con la aprobación de sus padres, inició entrenamientos intensivos que lo llevaron a los JO de Atenas 2004, sin éxito, debido a una ponchadura poco después del inicio de la competición en Grecia.

Tras esa decepción, Hesjedal decidió centrarse en el ciclismo en ruta. Se unió al grupo de Lance Armstrong, después de una experiencia poco satisfactoria en los jóvenes del Rabobank.

El canadiense tuvo incluso que bajar un escalón en el 2007, uniéndose a una formación estadounidense de Segunda División, antes de volver a la élite en el 2006 al firmar con el Garmin, su equipo actual.

Para convertirse en todo un líder aún tuvo que esperar, pese a que empezaba a cosechar buenos resultados en pruebas de un día, como el segundo lugar en el que terminó en la clásica Amstel Gold Race del 2010.

En el Tour de Francia del 2010 acabó sexto y demostró su resistencia en las etapas más duras, quedando tercero en la etapa del Tourmalet.

Fue en noviembre pasado cuando tomó la decisión de apostarlo todo al Giro de Italia. Los resultados le dieron la razón y consiguió inscribir el nombre de un canadiense en la larga historia de la carrera italiana en el palmarés de campeones. (Con información de AFP)

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