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¿Le gusta este equipo?, evite que la regla 10/8 lo destruya

El arranque de México en la Copa América abrió una vertiente que no se había desarrollado antes ante las dudas sobre el desempeño del equipo y la capacidad de Osorio para resolver la ecuación que plantea ser DT del TRI: CM-AFP-JB (Calificar al Mundial-Atender solicitudes de la federación y patrocinadores-Jugar bien).

Al inicio del torneo no se planteaba entre los objetivos del presupuesto ganar el título. Hoy, con méritos propios, Osorio y sus dirigidos llenan el ojo a los espectadores.

Aunque no podemos asegurar que la tercera variable mencionada de la ecuación de Osorio está despejada (falta mucho tiempo y camino que andar de aquí a la estación final, en Rusia), sí amerita poner énfasis en ella.

Jugar bien al futbol, según la fórmula clásica, es aplicar una idea común para defender con éxito la portería propia y horadar tantas veces como sea posible la del rival, a partir de factores como jugadores de calidad, con técnica individual, condición física y una estrategia colectiva.

Si le hacemos un check list a la Selección tras el partido contra Uruguay en la Copa América, podemos decir que mostró un nivel adecuado en todos los conceptos, o, para decirlo de forma silvestre, jugó bien, agradó a la afición, a los patrocinadores y a su federación, que genera un efecto inmediato de sus estrategias.

En otro extremo están los proyectos de largo plazo, uno de los cuales podría parecer ominoso para la estructura de ese deporte a nivel profesional, pero los dueños de los equipos no tuvieron reparo en respaldarlo y aprobarlo.

Me refiero a la regla 10/8 recién instaurada por la FMF y que entrará en vigor en el próximo torneo, la cual permitirá a los equipos tener en su plantilla tantos extranjeros o naturalizados como se los permita la chequera y tener disponibles e incluso alinear hasta 10 de ellos para cada encuentro oficial de la Liga. Puede ser leída desde diversas ópticas y es argumentada por la FMF como una estrategia para el desarrollo de los jugadores mexicanos.

La nueva regla deja claras dos tendencias y una conclusión: el desarrollo de jugadores en el futbol mexicano exceptuando algunos clubes o entrenadores es una intención cuestionable; se confirma que la compraventa de jugadores es el motor que está moviendo ese negocio (el draft es la mejor prueba del estilo), y el futbol mexicano se podría estar encaminando a una de sus peores sequías.

Está comprobado (campeones olímpicos y constantes protagonistas en torneos con límite de edad) que los jugadores mexicanos son tan competitivos como los mejores del mundo, y que la Liga MX es más que una vitrina para proyectarlos: es un embudo, pues de la gran cantera nacional sólo algunos logran pasar el cuello de botella que representa el futbol mexicano, al cual no son sometidos los prospectos que vienen de otros países.

Quizá la diferencia es que por las reglas operativas de la Liga y los equipos un jugador foráneo (bueno o malo, da igual) tiene un valor de reventa más alto que un jugador mexicano (que se deprecia con mayor rapidez).

En un ambiente donde la información sobre las propiedades, administraciones y finanzas de los clubes es totalmente opaca, la regla 10/8 enturbia aun más el negocio.

Si a usted le parece que el equipo de Juan Carlos Osorio juega bien y da espectáculo, y que puede ganar o hacer algo importante en la Copa América, véalo y disfrútelo, porque, con la reglamentación de la FMF, armar un equipo competitivo, tener jugadores de calidad y que militen en ligas foráneas será cada vez más difícil. Y no falta mucho. El punto de quiebre podría ser el Mundial de Rusia.

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